Veamos, tengo que atenerme al discurso oficial que desde medios de comunicación de derechas y de izquierdas me ordenan sin ordenarme. No me obligan, pero si me voy por los cerros de Úbeda debo pagar las consecuencias: aislamiento, silencios, olvidos. Bueno, es que ser uno mismo tiene un precio, se lo digo a mi alumnado, que tenga cuidado con eso, por una parte, me indican las normativas y las leyes educativas que los profesores despertemos o estimulemos mentes críticas mientras que, al mismo tiempo, quienes posean esa virtud van a ser maltratados por aquellos que elaboran legislaciones y recomendaciones en pro de una mente cuestionadora.
La mente o es crítica o no y la crítica lo es en relación a todos y todas y para todo. Nada ni nadie es incuestionable, de lo contrario, no avanzaría el conocimiento. Si no te dejan cuestionar se hace desde lo oculto, desde la clandestinidad, como sucedió en la Edad Media europea, sin ese hecho no habría surgido el Renacimiento. O como hicimos cuando Franco, si no hubiera sido así, España no se habría incorporado a su entorno incluso con mayor modernidad mental y rapidez que otros países occidentales.
Lo que debo decirles a ustedes -según me “ordenan”- es que la mayoría de los ciudadanos que han ido a votar en Estados Unidos son unos nazis que han elegido a un satán nazi llamado Donald Trump, alias “Donaldo Aranceles”. También debo decirles que en la otra punta del planeta hay otro satán al que conocen por Vladimir Putin (Vladimir, como su padre el también satanás Vladimir Uliánov “Lenin”). Pues no, no voy a decirles eso, les diré algo peor: no me caen mal -lo cual no significa exactamente que me caigan bien- las personas que van de frente y entran en acción sin perder tiempo una vez que creen tener claras las alternativas a los problemas que hayan detectado. No me caen mal los Trump, Putin, Milei, Meloni…
A largo plazo se estrellarán porque van contra la tendencia al caos que, por ahora, posee la naturaleza humana, pero por lo pronto intentan ordenar el patio al tiempo que lo desordenan y paralizan su decoración. ¡Qué contradicción! ¿Verdad? No, es lo lógico, la evolución conlleva involución y la involución forma parte, por tanto, de la evolución. Llega un momento en que no se puede vivir con tanta liquidez, con tanto relativismo, con tanto paño caliente, con tanta sensiblería, tanta sentimentalidad, tanta hipocresía, tanta lágrima de cocodrilo, tanta pusilanimidad en nombre de los derechos humanos que terminan por desvestir a unos santos para vestir a otros.
¿Me explico? No muy bien por la sencilla razón de que mi visión es claramente oscura. La coyuntura es diáfana, sin embargo: la gente está harta y cada vez lo va a estar más si seguimos bajo el imperio de la falsedad, el postureo, el cacao mental y el misticismo laico y yoísta.
Veamos, ¿a que a usted no le gusta esto, aquello y aquello? ¿A que le da miedo decirlo? Pues ahí tiene a unos políticos que no se andan con chiquitas, que hablan por usted. No me extraña que usted los pueda votar. Yo no lo haré nunca, pero es que yo soy de los raros, de los que se quedan en casa desde hace lustros, de los que una urna no les basta para creer en la democracia.
¿Quién me garantiza ahora la democracia? Los satanes han aparecido por culpa de los demócratas, ¿o es que han llegado a nuestras vidas por generación espontánea? No, señoras y señores, quien siembra vientos recoge tempestades y aquí se están sembrando vientos desde hace la tira de años, se está echando tierra contra las raíces occidentales y la ética del capitalismo tiempo ha y de aquella tierra vinieron estos lodos. Los baños de lodo dicen que son buenos para el reuma, aunque el reuma no desaparezca.
Occidente es Europa y Europa se ha equivocado de rumbo, anda perdida, barco zozobrante que primero crea el euro y la banca y después coloca la democracia, como diría Marx. Europa es y ha sido una galaxia en formación con estallidos varios que han sido, son y serán. Europa ha terminado por ser el adulador, la lametraseros de Estados Unidos. Ha preferido que inventen ellos mientras ella se dedicaba a discusiones bizantinas sobre derechos y torcidos humanos. Europa se ha traicionado a sí misma y un pelota siempre es ignorado por el patrón porque sabe que no le va a fallar, es su adulador oficial y el adulador vive gracias a su adulado, no vive por sí mismo sino gracias a otro.
Terminó la Segunda Guerra Mundial y como nos ayudaron los yanquis a vencer a quienes habían puesto los propios mercaderes europeos y yanquis en el poder -Hitler y sus nazis- pues aquí nos tienen, a sus plantas, señora USA, hágase en mí según su palabra. Sus costumbres son las mías, sus soldados son los míos, sus bombas son las mías, sus tecnologías son las mías, sus vacunas mías son también, su patético Netflix es mi Netflix, sus asesinatos también los adopto, sus matanzas, igualmente, sus poses y sus chulerías, por supuesto, su woke, sus películas repetitivas e insulsas... USA ha convertido a Europa en una zona subvencionada y por tanto dócil.
A los chupópteros pelotas no se les echa cuenta, los seres alfa se entienden entre ellos mejor, sin intermediarios, sin mayordomos que se vienen arriba cuando ven que se les acaba el cuento de vivir a costa del otro. Europa no tiene dignidad y alguien que se deja su dignidad y su Historia por el camino pierde el respeto ajeno. También ha sucedido en EEUU con EEUU mismo y ha llegado satán a arreglar el entuerto.
La Idea en desenvolvimiento -que es la Historia, según Hegel- crea sus propias necesidades. Hegel admiraba a Napoleón y han nacido nuevos Napoleones para barrer el templo mundial. Ya veremos si cambian el polvo por brillo, la suciedad se va en un Bang o tenemos al final que buscar el refugio de La Mutua, 955555555555555… (ejem).
Miren por donde una mala lectura de Hegel llevó a Francis Fukuyama a escribir “El fin de la Historia” cuando se hundió la URSS y se ha cumplido el título de otro libro, el de Josep Fontana, la réplica al ingenuo Fukuyama: “La Historia después del fin de la Historia”. Se creyó muy listo Fukuyama, él mismo tuvo que reconocer que había metido la pata. La Historia ha seguido, para atrás y para delante, y seguirá adelante a pesar de que ahora parezca que va para atrás. Pero sólo lo parece.
Si Europa hubiera sido fiel a sí misma se las hubiera ingeniado para no declarar como personificación del Mal a Rusia. No quería el comunismo de la URSS. Bien, pues se hundió la URSS que estaba podrida por dentro. Llegó el mercado, pero por lo visto no obedeció las órdenes ni de USA ni de Europa. Putin empezó a construir una nueva Rusia y China se recompuso, si bien veremos adónde llega eso de un país dos sistemas.
Europa no tuvo agilidad para no dejar de ser Europa firmando acuerdos comerciales con Rusia -que es Europa- como ya estaban haciendo países como Alemania, al tiempo que procuraba no romper sus lazos con EEUU que era un hijo suyo, no su padre opresor que hasta espiaba a su madre doña Europa. Los USA exigían rendimiento incondicional y obedecimos, perdimos la dignidad y el poder. Y a alguien así se le puentea cuando dos seres alfa como Trump y Putin intentan entenderse.
Con el acuerdo que persigue Trump en relación con el fin de la guerra de Ucrania el mandatario gringo reconoce de alguna manera que la OTAN se ha pasado veinte pueblos y países con tanto extenderse hacia el Este sin existir comunismo, colocarse ante las narices de una Rusia autoritaria pero no comunista y hasta apoyar golpes de Estado en la propia Ucrania.
Ahora resulta que a Europa no le gusta que “el pacificador” Trump actúe como pacificador y se envalentona apoyando a Zelenski, esto es, pretendiendo que muera más gente inocente antes de poner fin a un conflicto que o gana Rusia o se enquista para que mueran más personas. Eso se previene antes, no hace mucho estábamos todo el día con actos de solidaridad con Ucrania, ya están olvidados desde hace tiempo, ¿los retomamos para que prosiga la matanza? Sólo a un interesado en que siga muriendo gente y en vender armas se le puede ocurrir que Putin va a invadir toda Europa como nos quieren inculcar.
A mí este personal que juega a la palabrería barata me indigna, estos falsos predicadores de la paz que atraen al fascismo y al nazismo me provocan un rechazo total. Primero encienden las llamas y cuando llegan bomberos a apagarlas tampoco les parece bien. ¿Qué quiere esta gente? ¿Me anuncian un paso esencial y adelante en el comportamiento de la especie humana consigo misma o son la hipocresía por excelencia que tira la piedra y esconde la mano? ¿Los han descubierto y ahora sacan sus dientes sin filo?
Apoyaban a una marioneta llamada Biden y no pueden tolerar a quien posee personalidad propia, arrolladora, impulsiva, pero propia y por ello nos tiene acojonados. Resulta que en estos tiempos de cristal no se tolera la firmeza sino la fragilidad y la medianía, algo que afecta negativamente a millones de ciudadanos, ¿cómo nos vamos a extrañar de lo que pasa?