La Desbandada, 1937

Una imagen de la Desbandá, en la carretera Málaga-Almería, aún en solicitud de ser inscrita como uno de los Lugares de Memoria por la Junta.
10 de febrero de 2025

La aurora vestida de azul y canela

anunciaba el principio temprano de la primavera.

Bajo los olivos de troncos de luto

y gris pelambrera,

ondeaban los tallos de hinojos con la brisa nueva,

y la siempreviva se arrastraba humilde

con espigas de malva y violeta.

Pero el aire temblaba.

 

Una alondra de cresta aguzada,

a golpes de canto,

defendía su terreno, su nido,  y su casta,

y alegraba el crecer de la yerba y la vida,

como cada  -Y de pronto, el trueno-  como cada mañana.

 

La luz asomaba sobre la solana

añorante de viejos arados,

de las coplas  de los hombres recios

con calzones  zurcidos de pana,

de  brazos nervudos morenos, sombreros de palma,

y de ojos oscuros de mirada larga.

Mas ya nadie quedaba. Truenos retumbaban.

 

A lo lejos, cerca de la playa,

una masa de seres, aterrada y larga, arrastraba sus miedos huyendo

por la carretera camino a la muerte, o camino a la nada:

los cruceros y aviones  rebeldes la bombardeaban.

Sí, la Desbandada.

Siete de febrero, año treinta y siete, huyendo de Málaga