Espadas en horas bajas

Da igual que la sanidad pública esté al borde del colapso, sobre todo la atención primaria, en las vísperas del verano, que es la estación turística por excelencia en Andalucía

Juan Espadas en una imagen reciente.
Juan Espadas en una imagen reciente. MAURI BUHIGAS

Los resultados electorales del pasado domingo son susceptibles de múltiples interpretaciones, más allá de la vieja estrategia de considerarse ganador, sea cual sea la interpretación objetiva de los datos. De ahí que el Partido Popular haya querido vendernos su victoria contundente cuando no ha pasado de salvar los muebles por la mínima y el Partido Socialista saque pecho por haber perdido solo por dos escaños cuando hace un mes la posible diferencia se acercaba a los dos dígitos.

Pero más allá de los argumentarios elaborados por las factorías de ficción de los partidos estatales, incluida la extrema derecha que cada vez cuenta con más fragmentos, una vez que se han calmado las aguas de la noche electoral y la autocomplacencia del día después han ido apareciendo análisis e interpretaciones que se acercan mucho más al efecto real que sobre los partidos políticos han tenido los resultados del 9J. Y bajando a lo territorial hay datos que muestran de manera descarnada que en Andalucía el Partido Socialista ha dejado de ser lo que fue y que cinco años después de la llegada de Moreno y del presumible desgaste de la acción de gobierno el Partido Popular andaluz sigue ganando las elecciones en la comunidad autónoma.

Da igual que la sanidad pública esté al borde del colapso, sobre todo la atención primaria, en las vísperas del verano, que es la estación turística por excelencia en Andalucía. Tampoco parece importar que las listas de espera hospitalarias hayan alcanzado niveles de libro Guinness de los récords, ni que la educación pública pierda recursos humanos y materiales en beneficio de la concertada y también la privada. Nada parece afectar al nivel de popularidad del presidente andaluz, a pesar de que el estado del bienestar en nuestra comunidad se aleje cada vez más de los estándares propios de una democracia del siglo XXI.

Y si la realidad de la acción de gobierno es tan negativa como podemos comprobar cada vez que intentamos acceder a una consulta médica a través de Salud Responde por poner un ejemplo, qué es lo que permite a Moreno seguir viviendo como Alicia en el País de las Maravillas. Pues algo tan sencillo como la inacción de la oposición, la mayoritaria que corresponde al Partido Socialista y la minoritaria a la izquierda del PSOE.

Por mucho que nos pese a quienes siempre hemos apoyado el proyecto socialista, el tiempo ha venido a confirmar que Juan Espadas no era el líder que el partido necesitaba para resurgir de las cenizas a las que lo había reducido Susana Díaz. Espadas fue siempre un buen gestor, en la Junta y en el Ayuntamiento, pero no reunía el perfil necesario para recuperar la confianza ciudadana en el Partido Socialista que ha perdido el vigor que le caracterizó durante décadas desde Fernández Viagas hasta Manuel Chaves, con cuya marcha a Madrid comenzó el declive del socialismo andaluz.

Urge, por tanto, cambiar el liderazgo del PSOE de Andalucía más allá de las quinielas sobre posibles candidatos o candidatas en las próximas autonómicas. No se trata ahora de eso, de lo que se trata es de encontrar a quienes pueden aportar la frescura necesaria para que los socialistas andaluces recuperen la ilusión al tiempo que Moreno deje de vivir en esa Andalucía de fábula que su equipo de comunicación ha creado y la prensa clientelar insiste en propagar a diario.

Negar la oportunidad de un Congreso extraordinario del PSOE andaluz es no haber entendido el mensaje que las urnas nos han ido transmitiendo, no solo en esta ocasión sino también en ocasiones precedentes y que afectan no solo a la estructura regional sino también a las direcciones provinciales como se ha puesto de manifiesto por veteranos socialistas malagueños o como se intuye en artículos periodísticos inspirados en fuentes internas que estos días circulan por determinada prensa provincial en los que se cuestiona a las direcciones provinciales tirando piedra, pero escondiendo la mano, y es que cuando el río suena agua lleva aunque estemos en sequía.

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