Macarena Olona en la Feria del Caballo de Jerez.
Macarena Olona en la Feria del Caballo de Jerez. MANU GARCÍA

Mientras la Andalucía ciudadana desvía su atención hacia ese nuevo fantasma conocido como viruela del mono, la Andalucía política ha encontrado un filón en el esperpento de Macarena y el padrón que si no fuera por lo burdo de su naturaleza nos estaría llevando a pensar que para el partido de la ultraderecha en España las leyes son papel mojado. Resulta que la ley electoral andaluza contempla que para ser candidato o candidata en las elecciones autonómicas hay que ser andaluz o andaluza, lo que tan sólo requiere el estar empadronado en cualquier municipio de la Comunidad. De ahí que los estrategas de Vox, en un despliegue de lucidez inaudito, decidieran empadronar a Macarena en la casa del presidente en Granada y a la sazón concejal en Salobreña.

Para llevar a cabo ese acto administrativo es necesario acreditar algunos requisitos tal como la declaración de habitar de manera continuada la casa , extremo este que cumplimentó el concejal de Vox en ese mismo ayuntamiento sorteando la veracidad de lo requerido. Por ahí debieran empezar a depurar responsabilidades legales y políticas y continuar con las de la inquilina fantasma, la señora Olona, quien haciendo honor a su carácter fanfarrón y casi verdulero pretende justificar la ilegalidad manifiesta de su condición de andaluza recurriendo al miedo de PSOE y PP a su candidatura, queriendo esconder con su discurso el incumplimiento de las normas electorales y municipales por parte de su presidente provincial y de ella misma, lo que nos lleva a preguntarnos qué no se saltarían de encontrarse en el poder.

Pero lo cierto y verdad es que ante el clamor mediático desatado por el conocimiento del empadronamiento ilegal de la candidata de la ultraderecha y la denuncia  de Andaluces levantaos ante la Junta Electoral, que es la que debe decidir en última instancia, el Ayuntamiento de Salobreña, gobernado por el PSOE, ha decidido iniciar un expediente administrativo para determinar el cumplimiento de los requisitos que marca la Ley y que parece va a concluir con la anulación del acto administrativo, lo que dejaría la patata caliente en el tejado de la Junta Electoral que es quien debe decidir sobre la legalidad de la candidatura de Olona.

Es verdad que con situaciones como esta la política pierde su verdadero sentido adquiriendo un tono fraudulento que poco ayuda a su verdadera finalidad que no debe ser otra que la búsqueda de las mejores condiciones de vida para la ciudadanía, convirtiéndose en un esperpento que sólo contribuye al descredito de quienes la ejercen y al circo mediático. Pero también es verdad aquel principio bíblico de “ por sus hechos los conoceréis”, y nada más esclarecedor en ese sentido que los incumplimientos de la ley por parte de Vox encarnados en este caso en Olona.

Y lo ocurrido nos ha permitido conocer de nuevo el alma bicéfala de Juanma que por un lado afirma que no le gusta que se pueda eliminar a un adversario por esto y por otro que las normas están para cumplirlas dejando a la libre interpretación ciudadana si es partidario de una cosa o de la otra, y es que a él a bueno no le gana nadie demostrando una vez más que a lo de sorber y soplar al mismo no tiempo no le gana nadie.

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