Que Juan Carlos Ruiz Boix ha consolidado su posición política como Secretario General del PSOE de Cádiz, tras las primarias celebradas a finales de marzo y el Congreso provincial del pasado sábado, es una realidad fácilmente contrastable a tenor del respaldo obtenido tanto en uno como en otro proceso. Que su victoria ha conllevado el respaldo de las direcciones regional y federal del partido es evidente a tenor del apoyo de quien lidera el PSOE de Andalucía y ocupa la vicepresidencia primera del Gobierno de España.
Que además lo ha hecho en circunstancias difíciles y frente a lo que las malas lenguas internas llaman el eje del mal, López, Román, González y García, cuya característica común más notable son los cambios de lealtad last-minute, es también fácilmente contrastable con una mera lectura de las crónicas periodísticas que vaticinaban la derrota de Ruiz Boix, probablemente porque desconocían lo que lo caracteriza a él mismo y a quienes le acompañan en este proceso, la valentía, la voluntad férrea y la constancia, demostrando una vez más que las ocurrencias de última hora, apelando al talento y el talante, no son el mejor camino para la victoria.
Y lo ha hecho en un congreso que, atendiendo a la saga cinematográfica de gran éxito, se conoce ya como el de los ocho apellidos gaditanos o quizás algunos más y a los hechos me remito: Cornejo, Carrera, Vaca, Pizarro Saucedo, Román, Dodero… Y esto, que muchos han venido considerando como algo negativo, no tiene por qué ser así necesariamente. Ya lo dice el refrán popular, “bendita la rama que al tronco sale”, y en estos casos se puede decir que el tronco ha supuesto momentos muy buenos y fructíferos del socialismo provincial, regional y federal. Convendría pues empezar a valorara a esta nueva generación por el valor que en si mismo tienen y no por su árbol genealógico.
Y si esto ocurría en la ejecutiva provincial, que ha terminado siendo monocolor si por ello se entiende de la cuerda del ganador de las primarias, otro hecho llamaba la atención y era la vuelta al Comité Provincial de un buen numero de lo que cariñosamente se ha llamado zorros plateados: Blanco, García Garrido, Gómez Periñán, Luis Pizarro, Cornejo padre… más alguno que ya se incorporó al Comité en el pasado Congreso regional como es el caso de Jiménez Barrios. Si estas incorporaciones pueden resultar extemporáneas para algunos, tengo bien claro que en absoluto lo son. Pretende con ellos Ruiz Boix acabar con algunos pecados de juventud que el adamismo imperante había cometido en la última década del socialismo gaditano. No me cabe duda de que estas incorporaciones van a fortalecer el debate interno, van a contribuir a centrarlo en los temas que realmente preocupan a la sociedad de esta provincia y de paso a reforzar las posiciones internas de la dirección emanada del Congreso Provincial.
Para terminar esta edición del día después quisiera referirme a lo que algunos consideran daños colaterales de las primarias y del propio Congreso Provincial. El primero de ellos, derivado de ganar las primarias, sería la formación de una ejecutiva monocolor. Desde mi modesto punto de vista y conocimiento histórico del Partido Socialista cada vez que ha habido primarias, fuese el ámbito que fuese, el que las ha ganado ha obtenido el derecho a configurar libremente su comisión ejecutiva, así lo hizo Sánchez cundo ganó a Susana y el propio Juan Espada en similar confrontación.
Y el segundo daño colateral haría referencia a los cargos institucionales que la Comisión Ejecutiva Provincial debe proponer o aconsejar con su propuesta. En este caso la primera evidencia ha sido la lógica sustitución de la portavoz en la Diputación provincial que ha llevado al llamado eje del mal a rasgarse las vestiduras olvidando lo protagonizado por ellos mismos en marzo de 2012 cuando el que esto escribe desempeñaba dicho cargo, un poco de memoria no vendría mal entre tanta ira.
Queda por ver si este daño colateral no viene acompañado de otras sustituciones muy deseadas y deseables en el ámbito institucional de nuestra provincia, así sea.