Ciertamente era grande la incertidumbre que rodeaba la elección del secretario general del PSOE en la provincia de Cádiz y a ello había contribuido sin lugar a duda el trasvase de apoyos que había tenido lugar entre ambas candidaturas en la previa de la votación que tuvo lugar el pasado domingo.
Lo que yo había considerado desde el último congreso provincial como una UTE orgánica, que terminó convirtiéndose en la dirección provincial del partido encabezada por Ruiz Boix, había perdido el apoyo de la mayoría gobernante en dos agrupaciones importantes de la provincia, Cádiz capital y San Fernando, haciendo realidad el sueño virtual de Fran González y Nando López Gil que no era otro que convertirse, ambos los dos, en la piedra angular de la nueva dirección provincial.
Pero convendría recordar en este punto, con el único fin de entender lo sucedido, aquellos versos de Calderón de la Barca cuando se preguntaba: “¿Qué es la vida? Un frenesí, ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción…que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.” Así que lo que tocaba el día después era un duro despertar de lo que se pretendía un sueño ilusionante y terminó siendo una pesadilla. Y es que como dice el refrán, también en estas cuestiones, “el confiado sale burlado y el desprevenido queda lucido”, y eso es sencillamente lo que ha ocurrido en esta ocasión.
Y si ya ha quedado claro que esos cambios de orilla orgánica no han servido para alterar la mayoría provincial mucho más claro ha quedado que las nuevas técnicas de comunicación de los creadores de “otros tiempos y otras formas” y “talento y talante” han resultado irrelevantes a la hora de apostar por un nuevo proyecto socialista en la provincia. Mucho me temo que el poder de convicción de la novedosa semiótica del sector que se enfrentaba a Ruiz Boix ha resultado claramente inservible para el objetivo que se había propuesto.
La militancia ha optado mayoritariamente por una opción menos revolucionaria en las formas, los tiempos, los talentos y los talantes, valorando más la lealtad bien entendida con un proyecto y un liderazgo al que le ha tocado lidiar con los peores momentos del PSOE a nivel federal, regional y provincial.
Todavía hoy, casi una semana después, hay quienes no terminan de entender la decisión mayoritaria de la militancia libremente expresada en las urnas. Convendría recordarles un pasaje del poema “Nadie es una isla” del inglés John Donne. “Nunca te sirvas preguntar por quién doblan las campanas, doblan por ti”. Recomiendo su lectura, ayuda a comprender lo que ha tenido lugar el domingo pasado.