Soy 'Pecas'

La cuenta de 'Twitter' del perro de Esperanza Aguirre, que estaba gestionada por Díaz Ayuso, actual presidenta de la Comunidad de Madrid
16 de mayo de 2020 a las 01:00h

Pecas era un perro que llevó buena vida mientras vivió y hasta que conoció a IDA, su particular Cruella de Vil. Era la mascota de la rubia castiza, como él mismo denominaba a su dueña, la experta criadora de ranas Esperanza Aguirre. Pero en algún momento en su destino se cruzó IDA, una experta en comunicación política y redes sociales que daría un vuelco a su vida. Todo comenzó cuando IDA tuvo la genial idea, una cualidad innata y recurrente en su personalidad, de crear en Twitter la cuenta Pecas Aguirre en la campaña electoral de las municipales de 2015 cuando su dueña, la de Pecas y también de IDA, competía con Manuela Cármena por la alcaldía de Madrid.

Desde ese momento IDA se convirtió en una especie de tuitera políglota transversal entre lo humano y lo canino que lo mismo llevaba la cuenta de la candidata popular que ponía voz a la de su mascota como si de una Mari Carmen y sus muñecos de las redes sociales se tratara. Pecas Aguirre se definía en la descripción de su cuenta como "incontrolable, liberal y seductor", toda una declaración de principios a la que IDA sigue siendo fiel, sobre todo en lo que toca al primero de los adjetivos.

@SoyPecas tenía dos cometidos en su azarosa vida digital, adular a la rubia castiza con calificativos que rozaban la vergüenza ajena y descalificar a sus adversarios electorales y políticos con desvergüenza y sin complejos, a veces rayando en lo profético como cuando se lamentaba de que los comunistas deseaban acabar con sus paseos robándole la libertad, algo que resuena ahora cada tarde en el Barrio Sésamo de la extrema derecha madrileña en homenaje a IDA y sus genialidades cotidianas que esta semana le han llevado a liderar el Top Ten de la comunicación política por encima incluso del inductor de los chupitos de lejía para combatir un virus que en Diciembre según IDA celebra su cumpleaños.

La última vez que se asomó por twitter fue en mayo de 2015 tras el debate electoral entre la rubia castiza y la que sería alcaldesa, Manuela Carmena. Aquel día afirmaba IDA, perdón, Pecas, que su dueña se había merendado a la candidata de Podemos rematando la faena con su habitual guauu, sin ser consciente de la tragedia que se avecinaba con la llegada de los comunistas al poder municipal. Tal fue el pánico que se apoderó del pobre Pecas que huyó del palacete de la rubia castiza para refugiarse en la calle Ferraz, cerca de la sede del PSOE donde los rescataron algún tiempo después los agentes de movilidad. Y es que el olfato político de Pecas nunca fallaba hasta el punto que en mayo de 2019 cuando IDA estaba a punto de ser proclamada presidenta de la Comunidad, provocó su atropello suicida antes que llegaran las genialidades trumpistas de quién había sido su alter ego humano durante años: la fiesta en la clausura de Ifema, los techos altos como remedio milagroso contra el virus, los reportajes dominicales lágrima en vivo y sus afortunados alquileres de lujo. Para que después digan que los perros no son los animales más listos que habitan el planeta Tierra.

Y mientras tanto, unas calles más arriba de los lujosos apartamentos presidenciales de Room Mate, cientos de nostálgicos de Luis García Berlanga, el director de la Escopeta Nacional, deambulan cada día cuando la tarde busca convertirse en noche como personajes en busca de autor intentando vivir lo que pudo haberse sido y no fue, dejando claro que el máximo nivel de patriotismo se alcanza golpeando el mobiliario urbano con sus palos de golf ociosos y su menaje de cocina contra los semáforos de la calle Núñez de Balboa, sin más protección contra el virus que sus estandartes preconstitucionales mientras la rana Gustavo, el reportero dicharachero del programa de Ama Rosa, proclama a los cuatro vientos de su youtube faccioso la necesidad imperiosa de volver a sus yates de lujo, a sus mansiones en la costa, a sus campos de golf y a su misa de doce como Dios manda y Abascal y Casado recomiendan, y es que IDA, como el Liverpool, nunca caminará sola.