Del dicho al hecho hay mucho trecho

Cada vez más a menudo se perciben ciertos aromas cuando en el aire se expanden olores anunciando que llega la "batalla electoral"

Un autobús urbano en el centro de Jerez, en una imagen reciente.
Un autobús urbano en el centro de Jerez, en una imagen reciente. MANU GARCÍA

Cada vez más a menudo se perciben ciertos aromas cuando en el aire se expanden olores anunciando que llega la "batalla electoral". El aroma evoca felicidad pero también se asocia con la memoria y la relajación.

Los tufillos camuflados por esencias odoríferas de elementos volátiles perfumados se mueven por el aire, por las ondas de las emisoras de radio, por las imágenes idílicas de personajes y paisajes, que solo reflejan lo quieto e inamovible de una tradición.

También se hace evidente en lo que se escribe sin fuerza, sabiendo que no es real y cuya pretensión es ocultar los malos olores. Son olores de malversación, de explotación, olores a remiendos chapuceros que nuestras abuelas no harían jamás.

Así en anales de prensa no muy lejanos, prepandemia, podemos leer: "Las actuaciones (algunas con subvenciones ya conseguidas), desde el 2014, con los fondos europeos Next Generación, respaldan el trabajo serio y concienzudo que se está haciendo para atraer inversiones a la ciudad y así poner en marcha actuaciones transformadoras".

Lo que habrá que transformar primero es el modus operandi o tal vez esperar nueve años más, para que la accesibilidad sea existente en edificios de barrios más antiguos y en barrios marginales, o como en otras viviendas situadas en la periferia que al construirse en los años anteriores al 2006 no contemplan la accesibilidad.

En uno de estos barrios vive P. M., inválido por ictus, que no puede salir a la calle de una manera autónoma y para que nuestros mayores como Rosario, Isabel Paqui y yo misma podamos caminar con asfalto seguro no con adoquines sin rehabilitar, los socavones se hacen insoportables en los obsoletos autobuses. Los discapacitados en varios de los colegios y centros culturales también esperarán igualmente soluciones.

Asimismo, el deteriorado transporte público ya denunciado por este medio en varias ocasiones y por varias personas, siguen circulando desde que llegaron procedentes de la capital del reino, sobre todo los azulitos, los cuales yo utilizaba en los años 80 en Madrid, por otra parte no cumplen lo establecido en la legislación medio ambiental. No pasarían la ITV.

Ya han sufrido algún descontrol en pleno centro por el calentamiento de sus viejitos motores y sus múltiples reparaciones, se han incendiado en algunas ocasiones, teniendo que ser desalojados los pasajeros. Los años no perdonan, todo caduca.

Las marquesinas y banquitos en las paradas de los autobuses brillan por su ausencia, se pueden contar con los dedos de la mano, en el centro de la tercera edad al lado de la plaza de las Angustias, llueva, haga sol, con paraguas o bastón, tenemos que esperar de pie.

El desempleo y las manifestaciones evidencian el compromiso que aún tiene la I+D+I, (con algunas subvenciones ya conseguidas) para las políticas sociales. Habrá que cambiar urgentemente el modus operandi para que se ventile y entre aire, aire, aire que pasa. Que tenga la puerta abierta la alegría pa la casa, como canta José Mercé.

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