Después de un año deshojando la margarita, haciendo cábalas, escrutando encuestas a ver hasta qué punto podían serle favorables, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha pulsado este lunes 25 de abril el botón rojo del anticipo electoral en la comunidad más poblada de España, la cuarta vez que ocurre un adelanto desde que es autonomía. El argumento de la necesidad de contar cuanto antes con unos nuevos Presupuestos, en plena salida de la pandemia, algo que hasta hace poco no importaba tanto, ha servido para finalmente activar la maquinaria electoral con el horizonte puesto el próximo 19 de junio.
Tras mucho especular, Moreno, que siempre ha sido consciente de su minoría parlamentaria —sin Vox no habría llegado al poder autonómico tras 37 años de PSOE—, afronta ahora sus segundos comicios autonómicos desde el despacho de San Telmo —con la ventaja que eso supone—, pero tratando de enhebrar el discurso imposible que mezcla moderación y búsqueda de un espacio electoral transversal con la necesidad imperiosa de recurrir a la ultraderecha si quiere seguir gobernando.
La opinión del socio Ciudadanos ha pesado finalmente muy poco, pues aunque el vicepresidente Juan Marín era partidario de agotar la legislatura, Moreno ha actuado por su cuenta y riesgo a sabiendas de que la formación naranja prácticamente pasará a ser residual en la próxima legislatura. Está por ver si finalmente Cs acaba integrándose en la candidatura del PP, ya que el mejor de los escenarios electorales que dibujan los sondeos le ponen como tope dos parlamentarios, una caída brutal para un proyecto en liquidación.
Moreno Bonilla estaba desahuciado en la noche del 2D de 2018 y acabó siendo presidente de la Junta
Aparte de encarar las autonómicas desde el poder, la primera vez en cuatro décadas que el PP juega con esta baza en Andalucía, Moreno también sabe que juega con la ventaja de un PSOE andaluz en reconstrucción, con Juan Espadas aún buscando su lugar en el resto de provincias que no son Sevilla —aunque la maquinaria del PSOE es mucha maquinaria—, y con una izquierda a la izquierda de los socialistas que es pura fragmentación, salvo por ese último intento que constituirá Por Andalucía, conformada por Unidas Podemos, Más País, Equo y otras fuerzas.
Asimismo, Teresa Rodríguez liderará su proyecto personal de Adelante, que competirá en el espectro puramente andalucista con AndalucíaXSí, si es que finalmente no decide integrarse en la coalición Por Andalucía. Esa segregación del voto, el despiste que puede ocasionar tanta marca electoral de última hora y el hecho de que la izquierda adolezca de candidato de peso a menos de dos meses de la cita con las urnas juegan a favor de las expectativas de Moreno, confiado en que este bloque no sume con el PSOE para arrebatarle la mayoría suficiente el 19J.
En todo caso, cualquier cosa puede pasar, y para mantener esa tesis basta comprobar lo ocurrido en la noche electoral del 2 de diciembre de 2018, cuando prácticamente Casado tenía decidido montar una gestora en Andalucía ante el descalabro de un Moreno Bonilla que obtuvo uno de los peores resultados del PP en la comunidad. En cambio, baraka, cosas de la aritmética democrática, acabó siendo presidente de la Junta, pese a la victoria de Susana Díaz en las urnas. El adelanto electoral no sorprende: lleva un año mareándose la perdiz. Otra cosa es lo que depare una jornada donde algunos ya han vendido la piel del oso antes de cazarlo.