Un trabajador ha fallecido este martes en Palos de la Frontera (Huelva), después de ser arrollado por una máquina en una planta de hormigón. Es un caso más de accidente laboral mortal en Andalucía, una cifra que de enero a julio (estadísticas cerradas justo a los siete meses) alcanza los 80 casos, 8 más que el año pasado o, lo que viene a ser lo mismo, un 10% más que en 2023, tristes cifras que sitúan a Andalucía en los puestos de cabeza en lo que a siniestralidad se refiere.
De esos 80 accidentes, 66 fueron en el propio centro de trabajo y los otros 14 fueron como consecuencia de un accidente 'in itinere', es decir, en el desplazamiento al centro de trabajo.
Industria y construcción son los sectores que porcentualmente presentan un mayor incremento, mientras que los servicios sigue siendo el que mayor accidentes mortales presenta en términos absolutos. Se trata de cifras, hay que decirlo ya, totalmente inadmisibles y que necesitan con urgencia de una reacción de las distintas administraciones implicadas.
Falta de prevención y la propia configuración del tejido productivo, con altos índices de atomización y de subcontratación, son las principales causas sobre las que advierten los dos principales sindicatos, CCOO y UGT, cuando analizan estos datos y piden soluciones. Los propios sindicatos están lejos a la hora de abordar este problema de alguna de las proclamas que se utilizaban hace años, aunque algunas centrales minoritarias, caso de CGT, siguen usando términos como "terrorismo patronal" para referirse al mismo.
Además, hay que tener en cuenta que, desgraciadamente, se trata de un problema cuya gravedad y magnitud no se pone en discusión, claro, pero que, de alguna manera, es algo que está asimilado, incluso entre los propios trabajadores. Tampoco tiene el sitio que debería tener en la agenda política, si bien es cierto que las formaciones de izquierda Adelante Andalucía y Por Andalucía han pedido la máxima visibilidad a este problema y piden también una mayor implicación a las administraciones competentes.