Andalucía: acaba el verano, 'vuelve' la sequía

Las lluvias de primavera permitieron relajar las medidas de ahorro de agua y salvar la campaña estival de la principal industria andaluza, el turismo; pero ahora, con los embalses al 29%, se prevén ya nuevas medidas

Andalucía: acaba el verano, vuelve la sequía. Un árbol muerto con el pantano de Guadalcacín II al fondo, en una imagen reciente.

 Se acaba septiembre, se van los (pen)últimos turistas de sol y playa y vuelven a Andalucía los problemas cotidianos, problemas que quedaron 'olvidados' en verano, caso de la sequía. Como si fuera el célebre (por diminuto) cuento de Augusto Monterroso, el que solo dice "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí", resulta que Andalucía está despertando después de la pausa del estío y el problema de la sequía, claro está, continúa aquí. La Junta anuncia que va a convocar a los comités de sequía y el Ayuntamiento de Málaga, por ejemplo, reactiva ya medidas de ahorro de agua.

El respiro que dieron las lluvias de la pasada primavera –sobre todo las caídas durante la Semana Santa– permitieron que la Junta dejara en el cajón las medidas más duras para hacer frente a la sequía que ya tenía preparadas. El turismo es la principal industria de Andalucía y, en consecuencia, gracias a esa agua, las medidas se pudieron relajar, de tal forma que, salvo excepciones muy concretas, se puede decir que los meses veraniegos han transcurrido casi con plena normalidad. De hecho, las medidas de ahorro han sido más relajadas que las que han mantenido otras comunidades autónomas con problemas de agua, caso de Cataluña. 

Pero el problema es que los embalses andaluces están actualmente a un 29% de su capacidad. Eso es más que el año pasado por estas fechas, pero es menos del agua que había cuando comenzó el verano. Salvo un poco en septiembre, en verano apenas ha llovido en Andalucía (algo que, por otra parte, es normal), y las perspectivas para la primera mitad de octubre, tampoco auguran por ahora agua.

La Junta dio un importante paso cuando comenzó a considerar la falta de agua en Andalucía como un problema estructural, no coyuntural, un problema del que se puede hablar fijando la atención en múltiples causas –cambio climático, aumento de población, infraestructuras obsoletas, nuevos cultivos, etcétera– pero dejando de lado como explicación que, en efecto, en la cuenca mediterránea las sequías son cíclicas. Eso, si acaso, valía para las sequías del siglo XX...