AP4: el problema es que queda una década

El problema, en realidad, no son los atascos que se vienen sucediendo en la AP4 a lo largo de todo el verano, el problema es que esos atascos en los próximos años van a ir a más, en cuanto comiencen las obras para el establecimiento del tercer carril en la antigua autopista desde Sevilla (realmente es desde Dos Hermanas) hasta Las Cabezas de San Juan, unas obras que, en el mejor de los casos, no se iniciarán hasta dentro de dos años largos, para 2027.

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Si el tráfico es ahora de manera habitual complicado entre Sevilla y la provincia de Cádiz… ¿Alguien se imagina cómo podría ser el tráfico a partir de 2027 durante los dos años largos que, lógicamente, durarán dichas obras, lo que ocurrirá cuando a los atascos habituales, vengan a sumarse unas obras de esa envergadura? Hay que tener en cuenta que, aunque se incide –incluso desde los medios de comunicación, todo hay que decirlo– en la coincidencia de los atascos con los mayores picos de afluencia turística, esto no es así, al menos no exactamente así: cualquier día, un pequeño incidente en la vía, un alcance, hace que el tráfico se pueda convertir en un auténtico infierno. Si a ello le sumamos las inevitables molestias que originarán las obras, pues…

 Y todavía queda hablar del establecimiento del triple carril entre Las Cabezas y Jerez o, seguramente, Puerto Real, que era el final de la antigua autopista de peaje: redacción del proyecto, adjudicación, inicio y conclusión de obras (dejando de lado alguno de los pasos administrativos)... Desde el Gobierno central y el PSOE andaluz se ha dejado caer que, en efecto, se harán las obras, pero no hay plazos y, por supuesto, no hay urgencia. Es decir, afirmar que los atascos y caravanas en la AP4 tienen todavía una década por delante es muy probable, lo dan los números.

Sin entrar en otras conexiones como las que reclama sobre todo Sanlúcar ­–la duplicación de la A-471, que es su conexión precisamente con Las Cabezas en dirección Sevilla y que también está contemplada– parece mucho tiempo para solucionar el problema de movilidad que padece una provincia llamada, probablemente contra su voluntad, a ser turística.