Las ventas de aceite de oliva se resienten de la fuerte subida de precios que han experimentado a lo largo del último año. Si bien al principio la mayoría de los consumidores asumieron la subida, dando por hecho que sería algo coyuntural y a corto plazo, con el paso de los meses y viendo que los precios, lejos de bajar, han seguido subiendo hasta ubicarse de manera puntual por encima de los 12 euros la botella de litro para el aceite de oliva virgen extra (AOVE), las ventas han comenzado a bajar hasta el punto de que distintos informes cifran este descenso entre un 50% y un 60%.
El precio del AOVE habría subido en un año (período octubre-octubre) casi un 80% su precio, lo que ha llevado a algo insólito, como es que en España, el principal país productor del mundo, esté más caro que en otros productores como Italia o Portugal, pero también en países íntegramente importadores, como son Alemania, Irlanda o incluso Estados Unidos. El motivo sería que en España, precisamente por su condición de gran productor, se trabaja con stocks muy cortos respecto a las ventas, por eso, por ejemplo, en países como Alemania, por chocante que parezca, pueden 'sujetar' mejor los precios, ya que el aceite además es un producto poco perecedero a lo largo del tiempo.
El alto precio está causando otras turbulencias en el sector, como la falsificación de aceite con etiquetados que no le corresponden, adulteraciones por la mezcla con aceite de otras procedencias o incluso el aumento de robos, tanto en empresas como de la aceituna en el propio campo.
En Andalucía, la Guardia Civil está llevando a cabo una importante labor, igual que Consumo y sus inspectores, pero tal vez se echa en falta un cierto compromiso político. Sin duda, el aceite de oliva es un estandarte de lo andaluz, por lo que está claro que la Junta va a ir con pies de plomo con todo lo que pueda ser susceptible de dañar su imagen.
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