Doñana no puede estar sujeta a intereses políticos

El debate de las distintas administraciones a veces tapa el auténtico problema, que es la pervivencia del Parque Nacional, incapaz de afrontar una ampliación de los regadíos por una sencilla razón: no hay agua

Juanma Moreno, durante una visita a Doñana. 'Parches Doñana', de José Bejarano.
Juanma Moreno, durante una visita a Doñana. 'Parches Doñana', de José Bejarano.

El terreno de juego, como no podía ser de otra manera, comienza a enfangarse y, al final, con el cruce de acusaciones de los políticos, puede que alguien se olvide de lo que realmente estamos hablando. Y de lo que estamos hablando es de si es factible 'legalizar' –por utilizar el verbo más empleado– unas 1.900 hectáreas de regadíos ubicadas en el entorno del Parque Nacional de Doñana. Esa es la cuestión, lo demás es ruido de fondo de interés muy relativo.

¿Se puede habilitar riego 'legal' para ese número de hectáreas? Los expertos coinciden en decir que no. Popularmente, se podría decir que "no hay ni agua para Doñana, cómo va a haber agua para 'oficializar' nuevos regadíos". Y no se trata solo de la situación de sequía por la que estamos pasando o del contexto de cambio climático, no, se trata de una consecuencia lógica de la sobreexplotación del acuífero durante años y años debida la actividad humana. No hay agua. Ni con ni sin nuevas infraestructuras.

La Junta de Andalucía se ha quedado sola –bueno, con el apoyo de Vox– en la defensa de su plan de regadío, al que se oponen frontalmente el Gobierno central, la Unión Europea e incluso la Unesco. En vez de dar un paso atrás, hacer un nuevo análisis de la situación y buscar fórmulas alternativas, todo indica que por parte de la Junta pocas novedades va a haber hasta que no se celebren las elecciones municipales del 28M. Alfonso Guerra es la única figura de cierta entidad que ha dado un leve respiro a la Junta, al llamar al entendimiento de todas las administraciones y no posicionarse, de partida, abiertamente en su contra. Felipe González, Pedro Sánchez, Ursula von der Leyen... todos han pedido a Juanma Moreno Bonilla que deje de lado esta iniciativa en la que, sin duda, hay muchos intereses en juego.

Habitualmente se hace mención estrictamente a los intereses económicos, en la amplia rentabilidad que obtiene la fresa y otros productos similares, pero no se trata solo de eso. Muchas veces, en política, se apunta a una pieza muy alta, se sale de 'caza mayor', como se dice en el argot, y resulta que a lo mejor no se repara en que tal vez -solo tal vez- se esté desviando la atención del objetivo real. Además de los ayuntamientos, está en juego la diputación provincial, y el PP estará muy cerca de hacerse con el control de dicha institución, ya que es un hecho que muchos de los habitantes de los pueblos del entorno de Doñana aprueban la ampliación de los regadíos y podrían respaldar al PP.

Sería una pena que haya que esperar a que se produzca una reconfiguración –o no– del mapa político de la provincia de Huelva para que se produzca cualquier avance. Pero en eso estamos...

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