La esquizofrenia del turismo en Andalucía

La Junta sigue entusiasmada con los grandes números –los últimos son los del tráfico de viajeros en los aeropuertos, con subidas del 13%– mientras entre los ciudadanos crecen las dudas sobre la masificación

Un sábado de cruceristas en Cádiz.

Mientras los aeropuertos de Andalucía ven como su tráfico de viajeros crece un 13% respecto al año pasado y la comunidad alcanza ya los 25 millones de personas que utilizan este medio de transporte hasta agosto, con cifras récord en Málaga y Sevilla, los alcaldes precisamente de estas dos grandes ciudades escenifican su unión para ir de la mano en reclamar la implantación de una tasa turística; mientras el presidente de la Junta, Juanma Moreno, va a China, entre otras cosas, a 'buscar' unos 50.000 nuevos turistas de alto poder adquisitivo y en Cádiz hay días en que llegan casi 10.000 cruceristas, los habitantes de las tres ciudades mencionadas claman contra la turistificación ­­–y, en el caso malagueño, también contra la gentrificación­­– que les impide realizar vida normal en sus barrios y, en último término, seguir viviendo allí debido al encarecimiento de la vivienda.

Esa es la esquizofrenia en la que vive Andalucía respecto al turismo, la principal industria de la comunidad, no hay que olvidarlo. La Junta sigue en la línea de apabullar con los datos de turistas, mientras que entre los ciudadanos crece un sentimiento hasta ahora inusitado, como es el de poner en el otro lado de la balanza los problemas que, sin duda, también conlleva la masificación.

Por medio está la cuestión de la tasa turística, una figura sobre la que, a la vista de los resultados de su implantación en algunos lugares, tipo Baleares o Cataluña, los expertos se decantan por afirmar que tampoco aporta soluciones al turismo masivo: si alguien quiere ir a un destino lo normal es que no deje de ir porque le cobren entre dos y cinco euros diarios. Es cierto que ayuda a ‘redondear’ el presupuesto municipal para hacer frente al deterioro de determinados espacios, pero poco más. Por el momento, la Junta se resiste a aplicarla y tienen en el sector turístico, tanto hoteles como hostelería, a su principal aliado.

Bien… valga el tópico, el turismo es la gallina de los huevos de oro de la economía andaluza, pero en algún momento habrá que parar y reflexionar acerca de un modelo que comienza a dar claros signos de agotamiento... e incluso de hastío entre parte de la ciudadanía.