La 'crisis de la fiebre del Nilo' salta definitivamente a la primera línea de la política andaluza. El PSOE pide un pleno extraordinario en el Parlamento y el PP le responde que no, mientras que el alcalde de Coria solicita la instauración de 'una mesa de trabajo permanente' en la que estén todas las administraciones y, por ahora, recibe el silencio.
Dos personas más fallecidas –cinco por ahora– debido a las picaduras de mosquitos infectados con el virus, han hecho que este tema sea de máxima preocupación en las poblaciones sevillanas a ambos márgenes del Guadalquivir, que suman unos 350.000 habitantes. También se han detectados mosquitos infectados en la provincia de Cádiz, caso de Jerez y Barbate, aunque no hay noticia de enfermos.
Ha sido el alcalde de Coria del Río, el andalucista Modesto González, de donde son los dos últimos fallecidos, el primero en alzar la voz y solicitar una 'mesa de trabajo permanente' que incluya al Gobierno central, Junta, Diputación y ayuntamientos afectados, después de constatar que la lucha “en solitario” que vienen manteniendo los ayuntamientos contra la proliferación de mosquitos no sirve de nada.
Desde que en el mes de julio comenzaron a producirse los primeros casos de esta enfermedad, son varias las fuentes que alertaron de que en primavera no se llevaron a cabo las labores de tratamiento contra las larvas del mosquito, sobre todo en las que tienen arrozales, algo incomprensible, sobre todo si se tiene en cuenta que, tal y como cabía prever, las fuertes lluvias de la primavera han ocasionado que su número se multiplicara.
En este contexto, el PSOE ha solicitado, con buen criterio, a la comisión permanente del Parlamento andaluz, un pleno extraordinario para abordar todo lo relacionado con la fiebre del Nilo, pero el PP ha impuesto su mayoría y ha desestimado esta propuesta que, por ahora, hurta a la opinión pública un debate al más alto nivel autonómico sobre las responsabilidades de lo que está ocurriendo, en un momento en el que crece la preocupación de los vecinos, los cinco fallecidos comienzan a pesar y los ayuntamientos afectados muestran ya su malestar por la falta de respuesta institucional.