La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha abierto el curso político en Andalucía en un acto celebrado en Rota. Como todo hacía prever, en los próximos meses, tanto la política andaluza como la nacional –entendiendo como tal el enfrentamiento PP-PSOE o Junta-Gobierno central– van a estar muy mediatizadas por la cuestión catalana, por la financiación "singular" acordada por el PSOE con ERC para que Salvador Illa fuera presidente de la Generalitat.
Las espadas quedaron en todo lo alto al inicio de agosto, una tregua puramente vacacional. El PP ya había mostrado sus cartas: la Junta de Andalucía, bien por decisión propia, bien de manera acordada en Génova, asume el reto de ser punta de lanza en el debate nacional que, sin duda, va a generar la aprobación de una financiación "singular", tal y como se ha definido, para Cataluña. Es evidente que hay un reparto de papeles con la Comunidad de Madrid y que a Juanma Moreno le corresponde la tranquilidad y el sosiego y a Isabel Díaz Ayuso ser la fuerza de choque.
Sabedora de este contexto, Montero ha querido pasar ya a la acción y sentar nuevas bases para el debate, manifestando que lo acordado con ERC no es un cupo o concierto (a la manera de Navarra y Euskadi) ni tampoco es una reforma del actual modelo de financiación, eso sí, afirmando que se trata de un “buen acuerdo” para España y “muy bueno” –nótese el matiz– para Cataluña. El problema es que Montero dice lo que no es esa “financiación singular” para Cataluña, pero no aclara de qué se trata, lo que además de las previsibles críticas del PP le ha costado un disgusto con ERC, después de que los independentistas se enteraran de que lo suyo, al parecer, no es un 'concierto' y hayan amenazado con retirar sus apoyos al PSOE.
Es evidente que la financiación de Cataluña va a ser el tema estrella en España en todos los frentes. Montero tal vez debería empezar a pensar en convencer de la bondad del acuerdo con números, que lo mismo se le dan mejor que las 'letras' con las que desde Rota no ha persuadido al PP –por descontado– y además ha soliviantado a ERC, que eso sí puede ser un problema para el PSOE...
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