Improvisando (una vez más) con la inmigración

Ni PSOE ni PP lanzan ideas claras y bien desarrolladas sobre esta cuestión y se dedican a 'parchear' sobre mensajes propios e incluso desdecirse, sin rubor, si entienden que les esperan nuevos réditos electorales

Migrantes llegados en una patera a Cádiz la pasada primavera.
Migrantes llegados en una patera a Cádiz la pasada primavera. JUAN CARLOS TORO

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras sus vacaciones, ha emprendido una gira por algunos de los países de los que parte la migración de la ruta atlántica –u oceánica–, la de acceso a Canarias, una de las más peligrosas. En este gira, Sánchez ha visitado Mauritania, Gambia y Senegal, sin acabar de hilvanar un discurso que se pueda considerar claro y contundente. Da la sensación de que los mensajes que se lanzan sobre inmigración se 'tocan' poco después en función de cómo se entienden –o se estima que se entienden, ya que estamos hablando de absoluta inmediatez– por parte de la opinión pública. Las declaraciones de los líderes políticos dejan translucir que no se trata tanto de buscar soluciones como de 'colocar' mensajes, obviamente con fines electorales... y ese no es el camino.

Sánchez comenzó la gira hablando abiertamente de que España necesita inmigración –una actitud que, guste o no, solo puede tildarse de valiente, a la vista de cómo ha sido el verano en Canarias o Ceuta– justo cuando se daba por supuesto lo contrario: que iba a recordar a estos países, en frío, que tienen suscritos una serie de acuerdos con la Unión Europea, con su correspondiente compensación económica, para frenar la migración irregular. Ese mensaje de Sánchez, abierto y amistoso, ha sido rápidamente matizado por el propio presidente, que lo ha ido endureciendo hasta afirmar que todos los migrantes en situación irregular que actualmente se encuentren en España tendrán que volver a sus países de origen para luego volver, que no deja de ser un eufemismo para decir que la idea es que sean expulsados. 

El problema es, una vez más, que en este asunto ni el Gobierno ni la oposición tienen siquiera las ideas claras. El Gobierno acaba de demostrar que entiende que tiene que endurecer el mensaje desde un punto de vista electoral, mientras que el PP, lejos de ofrecer soluciones, incluso ahora niega propuestas propias de hace apenas un par de meses, como la de contratar en origen, que rechaza tras escuchar algo muy parecido en labios de Sánchez. Se ve que en las filas del PP, qué raro, también toca endurecer el mensaje... 

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