El Ayuntamiento de Jerez ha anunciado su candidatura para ser la Ciudad Española del Vino en 2026, es decir, dentro de apenas 16 meses. Desde el gobierno municipal, el primer teniente de alcaldesa, Agustín Muñoz, se ha apresurado a afirmar que esta candidatura viene a ser partícipe de las líneas de trabajo de la candidatura a Ciudad Europea de la Cultura 2031, que presentó formalmente Jerez el pasado mes de julio.
De hecho, según los plazos que se han anunciado, el nombramiento de la Ciudad Europea de la Cultura 2031 se haría, de tener éxito, con Jerez siendo Ciudad Española del Vino, con lo que podría ser una especie de plataforma, ya que el vino ha sido desde siempre uno de los ejes que se han contemplado para armar la candidatura europea.
En este caso, la candidatura de Jerez también persigue el máximo número de apoyos. Muñoz ya ha adelantado que es "extensible" a todos los municipios del Marco.
Será la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin) la que tenga que pronunciarse en los próximos meses, si bien hay que recordar que, hace diez años, en 2014, con la popular María José García-Pelayo también en la alcaldía, Jerez fue ya Ciudad Europea del Vino, otro grado.
Esta nueva candidatura viene a verificar que el actual gobierno municipal de Jerez lleva este tipo de presentaciones en su estrategia de promoción –legítima, por supuesto, incluso teniendo en cuenta que la europea partió del anterior gobierno socialista– pero que puede llevar a la confusión entre parte de la ciudadanía e incluso causar cansancio o hartazgo, que es lo que pasa a veces cuando lo excepcional pasa a percibirse como algo habitual.
Lo que hay que pedir, más allá de la promoción de la ciudad, es perdurabilidad. Nada quedó en Jerez y su entorno después de 2014 y la Ciudad Europea del Vino, por ejemplo, y ahora, en referencia a cualquiera de las dos candidaturas, esa debe ser una de las circunstancias a tener en cuenta, que la ciudad, su sociedad y economía, se vean realmente beneficiadas.