Pues la semana comenzó con la Junta de Andalucía aprobando la modificación puntual del PGOU de Trebujena que contemplaba la posibilidad de construir una macrourbanización con villas de lujo y campo de golf en unas marismas desecadas del río Guadalquivir frente al Coto de Doñana y terminó con la Confederación Hidrográfica del Gualquivir (CHG) emitiendo un informe negativo –y de carácter vinculante– sobre la posibilidad de que este proyecto urbanístico pueda salir adelante, al menos no ahora, no en estas condiciones.
En realidad, se puede decir que hemos asistido a algo parecido a una de esas peleas de lucha libre amañadas, con todo guionizado, una gran ficción de la que han querido sacar rédito político los dos grandes partidos, PP y PSOE.
En primer lugar, la Junta resucita momentáneamente un proyecto que dio sus primeros pasos hace ni más ni menos que veinte años y que, en estos momentos, se encuentra totalmente en 'vía muerta', al aprobar la modificación del PGOU de Trebujena que, en la práctica, viene a suponer que por la Junta no habría ningún problema en que el proyecto saliera adelante. Como si se fuera a empezar a construir mañana mismo, el Gobierno central corre a decir que la CHG va a decir que no –vamos a dar por supuesto que ya sabía que la Confederación iba a decir que no, no vamos a ser tan mal pensados de creer por un momento que la decisión se ha tomado o al menos instigado desde la Moncloa–; luego en el Parlamento andaluz el PP, por mediación del propio presidente Moreno Bonilla que decide remangarse, pone al PSOE ante el espejo de lo que pensaba dicho partido hace diez años, cuando desde la Junta secundó la aprobación inicial del proyecto, a la vez que de paso suelta un mandoble más a la izquierda y, tras la intervención de la portavoz Inmaculada Nieto, recuerda que Trebujena lleva toda la vida con alcaldes de IU. Luego, finalmente, la CHG cumple todos los pronósticos y dice que nones (terreno inundable, no hay garantías de suministro hídrico, etc) después de que, en general, muchos medios de comunicación comprasen el mensaje socialista de que estábamos ante un nuevo desatino no solo medioambiental, sino directamente una nueva agresión al entorno de Doñana.
El hecho es que tanto PP como PSOE han intentado sacar rédito político, en un momento de campaña electoral en el que todavía está calentito el tema de Doñana. Aparentemente, nadie ha salido ganando. Tal vez, a los puntos, el PP en Andalucía, mientras que el PSOE sigue imbatible con este tema en toda España desde que lo convirtió en un tema de agenda. Ya saben, ya se lo hemos dicho, que se trata de un tema fantasma, en el que tal vez solo falta la opinión de los mosquitos de la antigua marisma, los que seguro que la seguirán poblando cuando pasen otros veinte años.
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