Quedan dos meses y medio para la celebración de la procesión Magna Mariana en Jerez, prevista para el 12 de octubre. Desde que se comenzó a hablar de este proyecto, en 2022, no son pocas las vicisitudes que se han ido produciendo en todos los ámbitos, empezando por las singladuras personales de algunos de los promotores de este proyecto; las dudas y particularidades de las que han hecho gala algunas de las hermandades –sí, no, sí pero así– y, por supuesto, la habitual entrega del Ayuntamiento de Jerez, independientemente de si gobierna el PP –como hoy en día es el caso– o el PSOE, que es el partido que estaba al frente de la Corporación municipal cuando comenzó a madurarse este proyecto.
Dos meses y medio puede parecer todavía mucho, pero con el habitualmente mes inhábil de agosto por medio, ha llegado el momento de perfilar exactamente qué se pretende con esta celebración más allá del hecho religioso.
Al Ayuntamiento de Jerez, que de toda la ciudadanía es sabido que está mal económicamente, esta celebración le va a costar un buen ‘pico’, por lo que haría bien en defender sus únicos intereses, que son, obviamente, los turísticos, y que harían pensar en que con llenar hoteles y restaurantes ese fin de semana es suficiente, cuando no es cierto, al menos no exactamente: Jerez ha decidido apostar fuerte por la Capitalidad Cultural Europea 2031, que tiene su primer ‘corte’ al año siguiente y debe comenzar a aprovechar cada ocasión que se le presente para popularizar su candidatura, además de, por supuesto, reforzar la idea de que se trata de una ciudad muy visitable per se y empezar a crear su propia 'red de amigos’, tanto de la ciudad como de la candidatura.
A los cofrades cabe exigirles un importante esfuerzo para que el denominado 'turismo cofrade' tenga señalado en rojo, al menos en toda Andalucía, la Magna de Jerez. Redes sociales, páginas web, contactos entre hermandades, personales... todo para que la Magna sea un éxito y redunde –también– en una fuente de creación de riqueza para una ciudad que lo necesita.