Megaproyecto eólico en la costa de la Janda: no de entrada... y de salida

Conil, Vejer y Barbate se oponen con buen criterio a un parque de estas características, que llenaría de dudas el futuro de dos sectores clave para su economía como son el turismo y la pesca

El litoral de Conil, donde se quiere instalar un megaparque eólico, en una imagen de estos días.
El litoral de Conil, donde se quiere instalar un megaparque eólico, en una imagen de estos días. MANU GARCÍA

Hacen bien los ayuntamientos de Conil, Vejer y Barbate en alzar la voz –en distinto grado– contra la posible instalación de un parque eólico marino frente a sus costas que podría tener, ni más ni menos que del orden de 33 aerogeneradores. Son dos las razones que esgrimen los ayuntamientos, vecinos y distintas fuerzas socioeconómicas de estos municipios, y no son otras que el turismo y la pesca.

Desde Roche hasta Zahara, el turismo y la pesca son dos sectores económicos fundamentales para la comarca. Aunque legalmente estos aerogeneradores deben estar a 25 kilómetros de la costa, por lo que no se verían desde la línea de la playa, nadie se fía y la simple aparición de la punta de unas aspas en el horizonte se valora como un pequeño desastre para el turismo, cualquier cosa menos lo que vienen a ver los miles y miles de turistas que cada año acuden a disfrutar de las playas y del encanto de estas localidades. La pesca y la industria conservera y de salazón tampoco ven nada positivo en este parque, sobre todo por lo que se refiere a la ruta del atún, que podría verse afectada no solo por los aerogeneradores, sino por todo lo que llevan consigo (cables, pilotes, vibraciones, etc).

Hacen bien los ayuntamientos en estar vigilantes y en decir, de entrada, que no al Gobierno central, que no quieren un parque eólico. El viñedo de Jerez, sin ir más lejos, también se encuentra en teoría superprotegido y dentro de muy poco entrarán en funcionamiento cinco aerogeneradores en El Barroso, muy cerca de Macharnudo, uno de los principales pagos del Marco, en una decisión política incomprensible. 

Desde hace 20 años es recurrente que alguna gran compañía acuda cada equis tiempo con un nuevo plan bajo el brazo. La posibilidad de que alguna vez sea la buena siempre hay que tenerla en cuenta, se trata de empresas muy fuertes, con grandes intereses y estamos en un momento de transición energética auspiciado a nivel mundial, por lo que los ayuntamientos no deben bajar la guardia e incluso deberían buscar alguna forma de protección legal ante el Gobierno central. 

Cuando se habla de nuevas energías y se va a hacer en términos que, por la razón que sea, no son positivos, es inevitable acudir al 'pero'. "No tenemos nada en contra de la energía eólica, pero...". Decir que no a este megaproyecto es, sin duda, un buen 'pero'.

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