En el Village neoyorkino, en una zona tradicionalmente de ambiente gay, a finales de junio de 1969 comenzaron unos disturbios que significaron el comienzo de las reivindicaciones del movimiento de liberación del movimiento LGTB. De aquellos enfrentamientos de hace 54 años a ahora ha cambiado todo y son millones las personas que salen en todo el mundo a reivindicar los derechos y libertades de este colectivo.
Cientos de miles de personas han tomado durante toda la semana –y días antes– las calles y plazas de toda España para celebrar el 'Orgullo' y en defensa de los derechos y libertades del colectivo LGTBIQ+. En Madrid, de Atocha a la plaza de Colón, paseo del Prado, Recoletos y calles adyacentes, una auténtica marea humana con los colores del Arco Iris se ha dado cita para participar en la gran manifestación estatal, acto central de un 'Orgullo' que se ha convertido en los últimos años en el más multitudinario de toda Europa. Son muchas las personas que no pertenecen al colectivo pero que quieren dejar claro con su presencia su afinidad y su compromiso con los derechos del colectivo.
El ambiente puede que sea por momentos festivo, que se programen todo tipo de actividades lúdicas y actuaciones musicales, pero el 'Orgullo' no se trata exactamente de una fiesta. En absoluto. Este año, el colectivo ha sentido la necesidad de salir a la calle en mayor medida que en otras ocasiones con un claro perfil reivindicativo, ya que estiman que en toda Europa, incluida España, se está generando una ofensiva ultraconservadora –sin entrar en grandes cifras, valga que el año pasado los discursos de odio aumentaron ni más ni menos que un 131% en Twitter–, incluso amparada en un cierto extremismo religioso, que puede terminar en un recorte de derechos y libertades para la comunidad, en un ataque a unas conquistas que consideran innegociables. La subida de Vox no es ajena a este planteamiento reivindicativo, ya que en muchas instituciones en las que gobierna con el PP este año no ha estado presente la bandera Arcoiris, lo que resulta bastante simbólico.
Otro de los aspectos en los que ha incidido el 'Orgullo' de este año es en el de las familias, en el del respeto a la diversidad de familias que hoy existen y la tolerancia como norma imprescindible en una sociedad del siglo XXI.
Puede, por ejemplo, que el incidente producido el fin de semana pasado en Murcia durante una actuación de la cantante Rocío Saiz por enseñar un pecho sea algo tirando a pintoresco por todo lo que lo rodea y no sea representativo del sentir de la Policía Local de esta ciudad, pero no deja de ser significativo de un cierto sentimiento de impunidad que pervive en algunos estamentos sociales. Y eso, al final es intolerancia, la que denuncia el colectivo LGTBIQ+ en la calle cada año con el 'Orgullo'.