La llegada del verano a Cádiz supone un incremento considerable en el tráfico en la provincia, sobre todo por lo que se refiere a la AP4, la antigua autopista que la une con Sevilla, saturada tras la liberalización del peaje en 2020. Es evidente que se trata de una vía que requiere de una actuación "integral" en sus casi cien kilómetros, ya que la actuación aprobada hasta ahora por el Ministerio de Fomento, que se concentra en el tramo que atañe exclusivamente a la provincia de Sevilla, con el triple carril entre Sevilla capital y Las Cabezas, no soluciona, en absoluto, el problema de tráfico en la provincia de Cádiz.
En cualquier caso, no es la AP4 la única vía en la que se registran serios problemas de movilidad en Cádiz con la llegada del verano; la A-471, entre Sanlúcar y Lebrija, también se satura con frecuencia, debido en su caso a un turismo más local, como es el sevillano, en búsqueda de las localidades de la Costa Noroeste gaditana, especialmente Chipiona.
Desde distintas filas socialistas se ha afirmado que la obra para que haya tres carriles en cada sentido entre Sevilla y Jerez está contemplada por el Ejecutivo, aunque sin fechas, lo que teniendo en cuenta los plazos burocráticos que transcurren –licitación, redacción, adjudicación, construcción, entre otras fases– hace que hablemos de varios años incluso cuando las obras ya están aprobadas... que, por ahora, ni siquiera es el caso; de ahí la justificación de la urgencia en la petición que va a realizar el PP, que no tiene problema en afirmar que va a utilizar la Diputación Provincial como punta de lanza en esta reivindicación.
Tiene todo el sentido. Si el turismo está llamado a convertirse en el principal motor económico de una provincia en la que anteriormente fueron sectores clave la construcción naval, componentes de automoción o incluso la industria vinatera, es fundamental afinar al máximo la oferta, no tiene sentido la promoción de los encantos de la provincia y que luego los turistas se encuentren con unas infraestructuras obsoletas.