El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha recibido críticas muy duras desde la derecha por su reciente viaje a China, donde ha llegado a tener un encuentro con el máximo dignatario de este país, Xi Jinping. Es costumbre de la derecha criticar todo lo que hace Sánchez, pero en este caso es evidente que la visita de Sánchez era un asunto que estaba acordado mucho antes de que estallara la guerra de los aranceles e, incluso, estaba hablado con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, por lo que es evidente el exceso de frenada de algunos mandatarios del PP, de Vox y de sus medios de comunicación alineados.
Es cierto que Pedro Sánchez ha afirmado que "España ve a China como socio de la Unión Europea" y que la crisis de los aranceles que ha desatado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump –y cuyo primer objetivo es China, no Europa–, abre nuevas opciones en el tablero mundial, pero es evidente que utilizar la palabra alianza para hablar a corto o medio plazo de las relaciones de Europa con China es, sencillamente, precipitado y erróneo.
Es evidente que Sánchez y Jinping habrán hablado de la situación económica mundial tras la guerra de los aranceles. Normal. Está claro que el presidente español, con su visita, no se iba a limitar a reeditar el acuerdo porcino vigente entre ambas partes y a pedir a China que compre más a España, con una balanza comercial muy decantada hacia el gigante asiático, eso es evidente, pero de ahí a decir que Sánchez se desmarca de la política europea, que va por libre en este asunto y que, incluso, habría llevado a cabo un primer sondeo para redefinir las relaciones de China con Europa, con el telón de fondo de la crisis de los aranceles, va un abismo.
Sánchez, en un hecho, se ha ganado fama de osado desde que llegó a la presidencia del Gobierno de España y puede que dé la sensación de ir por libre en una UE que apenas tiene máximos dignatarios socialistas o socialdemócratas, pero dista mucho de plantarse ante la Comisión, Francia o Alemania con la encomienda de algo parecido a un preacuerdo con China, ya que la actual preocupación en Europea sigue siendo recomponer las relaciones con Estados Unidos.