Las últimas revelaciones de la Junta de Andalucía resultan importantes para arrojar luz sobre el tema real de lo que se está hablando acerca de la llamada 'zona de prosperidad compartida' para el Campo de Gibraltar que auspiciaría un acuerdo entre España, la Unión Europea y Reino Unido, con la aquiescencia siempre de Gibraltar, eso sí, sin plantear ninguna cuestión relativa a la soberanía.
Si hasta ahora se ponía el acento en el libre tráfico de personas y en la desaparición de facto de la frontera, con Gibraltar bajo el paraguas del espacio Schengen e, incluso, el uso compartido del aeropuerto, poco o nada había salido a relucir en el curso de estas negociaciones acerca de la posibilidad de que se buscara crear en la zona un espacio de relativa armonización fiscal en línea con las prerrogativas de las que goza un (cuasi) paraíso fiscal como es Gibraltar. Ese es el auténtico quid pro quo de la negociación: personas y mercancías, sí... y capitales, también, es decir, profundizar en las sinergias entre la comarca de Gibraltar y el Peñón siempre bajo la premisa de la fiscalidad gibraltareña.
Mientras, cada una de las dos partes ponen la pelota en el tejado de la otra. Literalmente. Tanto el ministro principal de la Roca, Fabian Picardo, como el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, han usado ese término, pero no parece, por seguir con el símil, que se refieran a la misma 'pelota': hay una vis más social, por lo que se refiere a España, buscando, por ejemplo un incremento de las pensiones de jubilación de los trabajadores que cruzan todos los días la Verja (que son unos 12.000) y otra, la gibraltareña, en la que prima el componente economicista y en la que ese "libre tráfico de personas" hay que interpretarlo en clave más lúdica, con muchos residentes con vivienda también en la Costa del Sol o Sotogrande.
La Junta también ha dejado claro que, incluso en el caso de que no hubiera acuerdo, no se opondría a que la comarca tuviera un estatus fiscal especial, o sea, casi lo mismo pero de otra manera... todo esto mientras el tiempo apremia porque se acerca el 10 de noviembre, fecha en la que entran en vigor los nuevos controles del espacio Schengen. La partida de póker continúa...
Comentarios