PP y Vox: ¿adiós o hasta luego?

La formación de extrema derecha concluye una semana de máxima agitación tras romper con los populares en el gobierno de cinco autonomías y alinearse en Europa con Patriotas, aún más radical que la italiana Meloni

Santiago Abascal en un acto reciente en Sevilla.
Santiago Abascal en un acto reciente en Sevilla. MAURI BUHIGAS

El PP ha decidido aceptar algunos de los migrantes menores de Canarias (no llegan a 350) y Vox ha cumplido su palabra, dinamitando los pactos de gobierno de las dos formaciones en cinco comunidades autónomas. Como suele pasar en estos casos, algunos consejeros de la formación de extrema derecha se muestran poco proclives a abandonar el cargo y se esperan deserciones, alguna incluso con posible retorno a la ‘casa madre’ durante tantos años de ese espacio político: el PP.

Vox cierra así una semana muy importante en cuanto a la toma de decisiones sobre su futuro más inmediato. Si hace unos días, en el Parlamento Europeo, dejaba el grupo Conservadores y Reformistas, liderado por Giorgia Meloni, para pasarse a Patriotas por Europa, aún más extremista, ahora hace saltar por los aires unos pactos con el PP que, indudablemente, van a tener consecuencias en la reconfiguración del espacio que va del centro –ya sin Ciudadanos– a la extrema derecha, en el que además han aparecido con fuerza nuevos actores, caso de Alvise (y al que tampoco renuncia el PP de Ayuso: ahí está el paripé con Milei).

Es curioso que igual que ocurrió con Podemos o Ciudadanos, en Vox se ha repetido el auge y caída en un tiempo récord de muchos de los dirigentes de la formación. La marcha de Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o el paso a un segundo plano de Ortega Smith, supone el ensalzamiento pleno de la figura de Santiago Abascal, rodeado ahora de un grupo de fieles que nO discute órdenes.

Con presupuestos aprobados en la mayoría de las comunidades en las que ha habido cogobierno, el PP no se obligado a tomar decisiones inmediatas de calado –léase acudir a las urnas–, aunque tampoco las decisiones tienen que tomarse en bloque, lo lógico es atender de manera distinta realidades diferenciadas como las de Castilla y León, Extremadura, Murcia, Aragón, y Comunidad Valenciana.

Eso sí, haría bien Génova en retomar el mando de operaciones futuras en cuanto a pactos y fijar directrices, después de la carrera loca que los dirigentes autonómicos emprendieron en su día para pactar por su cuenta con Vox, algo que se preveía muy delicado y con consecuencias para el PP, tal y como así ha sido. 

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