La quita de deuda que el Gobierno central ha propuesto a todas las comunidades autónomas promete ser uno de los temas centrales del debate político los próximos meses. No solo en el ámbito nacional, sino también en el andaluz, ya que afecta directamente a la vicepresidenta María Jesús Montero, en su calidad de candidata del PSOE a la Junta, y al presidente Juanma Moreno, al que le ha tocado ser una de las cabezas visibles del no de PP. Es evidente que la propuesta que ha puesto sobre la mesa Montero tiene todo tipo de derivadas, considerandos, matices, etc... como los tiene también la negativa del PP a aceptar su propuesta
En primer lugar, cabe considerar si ese 'altruismo' gubernativo que supera los 83.000 millones de euros se hubiera producido de no verse presionado por sus socios independentistas, ERC y Junts, por la deuda de Cataluña. En política, ya se sabe, cambiar de opinión en función de las circunstancias no es engañar, sino adaptarse a nuevos entornos. De hecho, por lo que respecta a Andalucía, ni Montero ni Moreno soportarían el paso del algodón, ya que la primera no era partidaria de las condonaciones en su época de consejera, y Moreno, en algún momento de su gestión, no vio con malos ojos una quita de deuda, máxime cuando se trata de los 18.000 millones de euros que se han ofrecido a la comunidad.
Estamos en un momento de 'prietas las filas' en el PP, con Madrid y Andalucía como principales arietes, aunque no conviene adelantar acontecimientos. Tiene razón el PP cuando dice que es el momento de negociar la financiación autonómica, pero también es cierto que una cosa no quita la otra. Con todas sus trágalas y 'efectos secundarios', a los dirigentes autonómicos del PP les va a resultar muy difícil explicar a sus conciudadanos por qué no se acogen a una medida que vendría a aliviar sus tensiones financieras, un dinero que bien podría servir para reforzar su sanidad o su educación. Por ahora las dos partes se mantienen firmes: las comunidades del PP rechazan la quita y el Gobierno no se cree que lleguen hasta el final.
Ah, por cierto, alguien –el Gobierno– tendrá que explicar en la Unión Europea esta 'generosidad', cuando realmente el viento corre en sentido inverso, en ver de dónde se 'rasca' parar aumentar el gasto en Defensa.