La sanidad pública es uno de los principales problemas que tiene Andalucía. Se trata de algo que va más allá del sentir generalizado, que se ve nota cuando se pide una cita en el médico de cabecera –es muy habitual que el plazo sea de dos semanas, por lo que buena parte de la ciudadanía, cuando está realmente enferma, ha empezado a acudir por sistema a urgencias– y, sin duda, empeora cuando se trata de tener fecha para una intervención quirúrgica o una visita al especialista.
El Ministerio de Sanidad ha dado a conocer que el número de personas que están en las listas de espera para una intervención quirúrgica ha crecido ni más ni menos que un 19% en 2023 respecto al año anterior. La fuente, no obstante, no es muy creíble para la Junta, que destaca la reducción en unos 5.000 casos que se ha producido en los últimos meses (desde diciembre), desde la entrada en funcionamiento del denominado Plan de Garantía Sanitaria. Además, se afirma que es la comunidad que más reduce las listas desde 2018, un dato que parece cuestionable. Son 205.000 andaluces los que están a la espera de una operación, mientras que más de 870.000 están pendientes de una cita con el especialista.
Estos datos llevan a Andalucía a ser la quinta comunidad con más habitantes de media en listas de espera para una operación quirúrgica, por detrás de Cantabria, Extremadura, La Rioja y Asturias, mientras que en lo que se refiere a la visita al especialista tiene el segundo peor dato, después de Cantabria.
El Plan de Garantía Sanitaria es una iniciativa público-privada que no convence a los sindicatos, por lo que supone de precisamente de apuesta también por recursos privados, más de 110 millones de euros en este caso, pero es que el funcionamiento del sistema público de salud de Andalucía siempre ha necesitado del apoyo del sector privado, y de hecho fue el PSOE es el que sentó las bases de ese sistema. Y así seguimos.
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