La oposición ha impedido que este jueves se pusiera en marcha una regulación que limitara los pisos turísticos en Sevilla. La capital iba a ser la primera localidad de Andalucía en hacer uso de la regulación de la Junta, que habilita a los ayuntamientos a tomar medidas contra la proliferación de estas viviendas.
Por un lado, las izquierdas han pedido medidas más drásticas. Podemos-IU consideran insuficiente que solo se ponga coto a los pisos turísticos en los barrios donde hay más de un 10% de estas y querían que se rebajara al 5%. Tanto Podemos-IU como el PSOE han reprochado al gobierno local que no haya contestado a las alegaciones realizadas por ciudadanos y asociaciones en el periodo correspondiente. Por otro lado, Vox considera que esta norma no impide que sigan proliferando en el resto de la ciudad las inversiones de fondos que compran bloques al completo, y quiere además que se tenga consideración con los propietarios particulares, como los jubilados, que buscan complementar su pensión.
Tiene argumentos la oposición para considerar que esta limitación puede quedarse corta, y que quizás no responda a todos los problemas de Sevilla. Si se limitan los pisos turísticos en los barrios más saturados, las nuevas inversiones llegarán a barrios donde no hay coto, caso de El Museo, San Julián o San Bernardo. Vox hablaba de que provocaría esparcirse como una "mancha de aceite" por el resto del mapa de la ciudad.
Sin embargo, la inversión inmobiliaria no es tan a la carta. Lo cierto es que desde hace meses hay una carrera por acabar obras, por ejemplo, y llegar a esta fecha, cuando se preveía sacar adelante esta limitación, con la licencia ya pedida. Pero si este jueves el pleno hubiera aprobado la limitación, algunos habrían quedado fuera de esa carrera, en la foto finish, y se habrían visto obligados a que sus pisos reformados para el turismo acabaran en el mercado regular de alquiler a largo plazo.
La limitación de la Junta no es una tirita, es una solución. Intermedia, pero una solución. Efectivamente, provocaría que crecieran los pisos turísticos en zonas como Nervión, pero... ¿no es eso una pequeña solución al menos para que el centro no vea cómo siguen escalando los alquileres? ¿No impediría que muchas familias en alquiler pudieran negociar con sus caseros para renovar el contrato de alquiler?
Hay historias anónimas en Sevilla a la que la decisión del pleno, de la oposición, va a dejar irremediablemente en la calle. Póngase en la piel de quien tiene que renovar el alquiler este verano. Ni aunque la oposición lograse una revisión más restrictiva en septiembre de este proyecto, habría ya solución. El Ayuntamiento, a día de hoy, no tiene capacidad para dar marcha atrás a las licencias. La alternativa es prevaricar, o iniciar un engorroso e interminable proceso con los peticionarios para encontrarle cualquier razón, por mínima que sea, caso por caso, para impedir que su piso acabe en Airbnb.
De los muchos reproches que la oposición pueda hacer al alcalde, José Luis Sanz, no estará que no ha intentado ofrecer una solución al problema de los pisos turísticos. Estaba incluso la opción de aprobar esta norma y volver a negociar unos términos más restrictivos en el futuro: bajar por ejemplo esa restricción del 10% al 5% en barrios saturados. Pero para muchos casos de particulares, esta norma era urgente. Y cuando más fácil ha estado, no se ha logrado.
Tampoco vale el argumento que de por sí esta limitación no permitirá que bajen los alquileres en Sevilla, ni que tampoco logra revertir las licencias ya otorgadas previamente. Porque, respecto a esto último, además, esta norma faculta para que quien pierda la licencia –por un incumplimiento–, al subsanar no se le devuelva en las condiciones previas, sino que, en el caso de que hablemos de un barrio ya saturado previamente, por encima del 10% de viviendas turísticas, no se le volvería a conceder.
Si bien hay asociaciones que quieren más respuestas, más diálogo, era seguramente preferible un primer tope a las viviendas. Quizás hay algo de ensoñación sobre la política pensar que el gobierno municipal habría concedido a la oposición la posibilidad de sentarse de nuevo, tras una aprobación este jueves en pleno de la norma, para endurecerla. Pero ante esa duda, la oposición ha decidido bloquear algo que era innovador para Sevilla: que al menos no haya nuevas viviendas turísticas en adelante en ciertas zonas del centro y de Triana.
Es, entonces, una oportunidad perdida. Habrá que estar a la espera de cuándo y en qué términos se vuelve a presentar la limitación, pactada ya sí con la oposición. Quizás incluso le ha faltado al gobierno local cierta capacidad para amarrar esos apoyos antes del pleno de este jueves. Pero eso no es excusa: la norma hacía más fácil la vida de muchos sevillanos. Y se ha quedado en el cajón.
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