Primero fue Málaga y luego Sevilla. Las dos grandes ciudades de Andalucía —sus habitantes afectados, para ser más exactos— empiezan a dar síntomas de hartazgo ante fenómenos como la, denominada, ‘turistificación’, la suplantación de 'facto' de los habitantes de toda la vida del centro y barrios significativos de las ciudades, por turistas, por turistas de aluvión, podría incluso matizarse.
En Barcelona, en Madrid o en Palma de Mallorca hace ya varios años que se producen distintas protestas contra el turismo masivo, pero en Andalucía se trata de un fenómeno relativamente nuevo. En Málaga y Sevilla, con una diferencia de unos días, se han producido distintos actos de sabotaje contra las cajitas —o candados, el nombre varía según la latitud— que suelen habilitarse para depositar las llaves al servicio de los turistas, recordando además a los turistas perjudicados que las viviendas que circundan a la que van a utilizar unos días son hogares.
Incluso en Málaga, desde Adelante Andalucía se ha rodado un ‘tutorial’ explicando a los vecinos residentes como sabotear estas pequeñas infraestructuras. El Ayuntamiento de la capital de la Costa del Sol no es que comparta este sabotaje, pero es un hecho que no contempla que estos ‘candados’ pasen a formar parte del mobiliario público y ha ordenado que se proceda a su retirada.
Lo que está empezando a ocurrir con Sevilla y Málaga debería ser un toque de atención para otras ciudades como Cádiz o Jerez
La actividad turística, en general, siempre ha sido bien recibida en Andalucía, pero algo ha comenzado a moverse, en definitiva, con el tema de los pisos y apartamentos turísticos, sobre todo cuando están en comunidades de vecinos que cuentan con residentes habituales, gente que está harta de, como mínimo, cruzarse a todas horas con desconocidos en el portal y, como máximo, asistir de oyentes a broncas y fiestas que se prolongan hasta altas horas de la madrugada.
Por lo que respecta a Sevilla, ya es sabido que más de la mitad de los pisos de barrios tan emblemáticos como el Santa Cruz en la actualidad se destinan a uso turístico, una cifra tan impresionante como inaceptable, pero que ha encontrado su estrambote después de que se diera a conocer esta misma semana, coincidiendo con la Feria de Abril, que se han utilizado como ‘turísticos’ algunos pisos de la Tres Mil Viviendas, lo que, por desgracia da una idea tanto de la masificación existente como de la evidente degradación que se está produciendo en este fenómeno…
Lo que está empezando a ocurrir con Sevilla y Málaga debería ser un toque de atención para otras ciudades como Cádiz o Jerez. Sobre todo, Jerez, ciudad en la que la proliferación de pisos turísticos es una apuesta del gobierno municipal para revitalizar el centro. No parece, más bien al contrario, que se esté tomando nota de los errores cometidos en ciudades que llevan años de ‘ventaja’ en la facilitación –o al menos comprensión- con este tipo de turismo y los daños ‘colaterales’ de convivencia que genera en los vecinos de toda la vida, que están empezando a pasar de la neutralidad al rechazo.
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