Tras los funerales, los partidos de la oposición entienden que ha llegado el momento de que se asuman responsabilidades por la muerte de dos agentes de la Guardia Civil el pasado viernes en el puerto de Barbate. Y apuntan directamente al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Marlaska, lejos de anunciar su dimisión, ha vuelto a defender el incremento en la dotación de medios a la Benemérita en su lucha contra el narcotráfico en la zona, unas declaraciones que contrastan poderosamente con las imágenes difundidas en redes sociales sobre los terribles hechos, en las que es manifiesta la enorme diferencia de medios entre los narcos y la Guardia Civil.
Varias fuerzas políticas, desde Vox a Podemos, han coincidido en pedir la dimisión del ministro Marlaska o que el presidente Sánchez proceda a su destitución. Tal vez las peticiones más significativas han venido por parte del PP. Tanto el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, como el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, han pedido su cabeza. Feijóo incluso ha estado en Barbate, donde se ha reunido con distintas asociaciones y participado en el minuto de silencio en la ciudad. Esta presencia ha sido criticada desde el Gobierno, que entiende que las dos muertes deberían permanecer al margen del debate político.
Tampoco el nuevo coronel al mando de la Guardia Civil en la provincia ha hecho por ahora declaraciones al respecto de lo ocurrido. En cualquier caso, aunque sea nuevo en su desempeño, es perfecto conocedor de Cádiz y de sus principales problemas, ya que ha estado destinado en la provincia varias veces a lo largo de su dilatada carrera.
Todo este debate ocurre mientras van saliendo nuevos detalles sobre las condiciones en las que trabaja la Guardia Civil frente al narco. Por ejemplo, en servicios como el que se costó la vida a los agentes, se encuentran con serias restricciones en el uso de material antidisturbios, según han declarado distintas asociaciones del Instituto Armado, algo también difícil de explicar.
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