La Zambomba 'estalla' en Jerez

El Ayuntamiento, con su política expansiva para atraer turismo pese a los signos de masificación, está más obligado que nunca a poner medios y personal que garanticen la 'normalidad' de un mes de fiesta

Una de las primeras Zambombas del 2024, justo antes del alumbrado.
Una de las primeras Zambombas del 2024, justo antes del alumbrado. JUAN CARLOS TORO

El Ayuntamiento de Jerez ha decidido ganar una semana a las celebraciones navideñas en la ciudad, que cuentan con la Zambomba como la gran protagonista. En la última década, coincidiendo con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) de esta fiesta genuina de Jerez y de Arcos, el Ayuntamiento, independiente del signo que tuviera el gobierno municipal, ha demostrado gran interés por la expansión de la fiesta tras constatar sus enormes –a la vista está– posibilidades turísticas.

En ese camino le han seguido bares, restaurantes, peñas flamencas, hermandades y asociaciones y colectivos de todo tipo, aumentando la celebración del número de Zambombas, bien por sus firmes creencias en la fiesta, bien por la constatación de que se trata de una importante fuente de ingresos.

Sea como fuere, el caso es que el Ayuntamiento de Jerez sigue manteniendo una política expansiva respecto a la fiesta, como lo demuestra que el encendido del alumbrado navideño y la apertura de lo que se ha dado en llamar 'temporada oficial de Zambombas' dio comienzo ya este viernes día 22 de noviembre, en lo que el gobierno municipal que preside María José García-Pelayo entiende que es "adaptarse" a las fechas que, per se, maneja la sociedad.

No se trata de cuestionar la ampliación por cuestionarla, aunque es un hecho que la Zambomba comienza a dar signos evidentes de masificación y de que se está desvirtuando, por no hablar incluso del hastío creciente entre buena parte de los ciudadanos que viven en el centro de la ciudad. La proliferación de botellones o la constatación de que a veces se llama Zambomba a 'cualquier cosa' nada aportan a la fiesta. En cualquier caso, lo que está en juego, más allá de los efectos 'colaterales' no deseados de la fiesta, es la respuesta que está obligado a dar su primer valedor, que no es otro que el Ayuntamiento de Jerez. Al Ayuntamiento le corresponde estar a la altura de las decisiones que toma con la Zambomba y responder en la misma medida con una mayor presencia tanto de medios como de efectivos personales (léase sobre todo Policía Local y personal de limpieza). Es su obligación, claro, pero incluso es una obligación redoblada por sus propias decisiones.

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