Tres meses desaparecido lleva este Gruñón. Casi 90 días intentando alejarme de una realidad que cada vez me gusta menos. Las elecciones generales me pillaron en Francia y estuve a un tris- lo que le faltó al PP y Vox para formar gobierno- de quedarme en el otro lado de los Pirineos.
Susto da pensar que hay que volver a repetir elecciones y reconozco que me jode tener que depender de Junts- no por independentista, sino por herederos de un partido de derechas hasta las cejas de corrupción- para mantener un gobierno que mire hacia delante y no evoque un pasado que me avergüenza. Seguimos igual. Las dos Españas, las dos Europas, los dos mundos, cada vez más diferenciados. Da lo mismo el tema, hay una parte del mundo que muestra su necedad ante la mínima oportunidad.
Ya sea por lo de Jenny Hermoso, por los avisos de una DANA que acaba con varios muertos o por el tweet de un lerdo vividor llamándonos hijos de puta a los votantes de izquierda, la opinión de estos individuos resuena a través de sus potentes altavoces mediáticos para avergonzarnos al resto. No sé a vosotros, pero a mí ni siquiera estos tres meses alejado me han resultado suficientes para curar ese malestar.
Por eso envidio y admiro a los que seguís al pie del cañón, a los que levantáis la voz contra la irracionalidad y a los que no cejáis en el empeño de evitar que este país se vaya a la mierda. Pero yo no puedo, me cuesta, y aunque cuento con este poblado pitufo para gritar y desahogarme, el cansancio se acumula.
Os pido perdón, este artículo postveraniego me está quedando más deprimente y gruñón que nunca, menos mal que pronto tengo cita con mi psiquiatra. ¡¡Upps!! Vaya, la consulta era ayer; me la cambiaron. Tenía para junio y cuando me la pasaron a agosto me confundí al anotar el día. Llamo para disculparme y pedir una nueva cita: ¿cómo dice, hasta febrero no hay hueco? Vaya tela, gracias, Juanma, por cuidar tanto la Sanidad Pública.
Pero te entiendo presidente, haces bien, sobre todo cuando a la mayoría de los andaluces les jode más el que se hable catalán en el congreso que tener una mierda de servicios públicos. La derecha no tiene por qué cambiar, hace buen su trabajo de representar la voz de sus votantes.
Y así se fue el verano. Nada cambia, y no tiene por qué hacerlo; a fin de cuentas, tenemos lo que nos merecemos.
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