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Imagen de Marcelino Camacho dos años antes de fallecer en 2010.
Imagen de Marcelino Camacho dos años antes de fallecer en 2010.

Dicen que los jóvenes están coqueteando con la ultraderecha. Que su pensamiento político deriva en esa opción. Yo creo que la opulencia nos hace conservadores y desmemoriados. La falta de recursos para apostar por la historia y las humanidades en los institutos hacen el resto. Cada vez hay más treintañeros analfabetos en lo que a humanidades se refiere. Dejándolas aparcadas en el apartado del ocio.

Un ingeniero jugando al Trivial debería ganar, pero no es el caso, ahora no. Es un experto en lo suyo, pero desconoce la cronología desde Mesopotamia hasta la actualidad. Obvia por desconocimiento al fascismo y al comunismo y no sabe qué pasó en el 36 ni qué supuso los procesos colonizadores en Oriente medio, por citar algunos ejemplos. Y no es que haya que saber con milimétrica exactitud fechas y nombres, pero al menos relacionar tu clase social con los elementos que te ayudaron a conseguir que sin trabajar ni estudiar con 17 años tengas veinte euros en el móvil. Me dirán que este discurso que huele a crítica en contra de los jóvenes está muy trillado, y lo está. Pero da la casualidad que estamos involucionando en el pensamiento crítico y político.

Vean a Alemania, Austria por citar algunos países con una considerable cultura del bienestar y observen la deriva del voto. Aquí Vox sube y la Socialdemocracia necesita pactos que hacen de la legislatura una locura. Quizás el mayor logro de la izquierda sea que esos jóvenes gracias a la opulencia que anula el pensamiento crítico y a los referentes en las redes de ultraderecha se vuelvan idiotas.

Siempre hay un residuo de calidad que influirá más que el bovino rebaño, pero en democracia vota todo el mundo por suerte. No sé: tibios, hartos, iletrados, deshumanizados y ajenos al curso de la historia. Críticos con los sindicatos y la clase política y seducidos por una idea de supremacía blanca y europea. Malos tiempos para la lírica. Diez mil clases extraescolares y tres veces por semanas al gim, pero no saben quién fue Marcelino Camacho y hace tan poco de todo...

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