Esta semana fui a mi tienda de cómics a comprar el último tomo de Star Wars. Una vez allí, mi dependiente de confianza me preguntó mi opinión al respecto de la última serie de Star Wars, El Libro de Boba Fett, que cuenta como el mítico cazarrecompensas de la saga sobrevive tras caer al Sarlacc en el episodio VI y se alza como nuevo jefe del hampa en el desértico planeta natal de los Skywalker. Intercambiando opiniones con otros amigos llegamos a la conclusión de que quizá está siendo un poco más lenta de lo que debería, así que le pregunté si los tiros iban por ahí, pero no era el caso. A continuación, me expuso un razonamiento aplastante que me ha hecho ver la serie con otros ojos.
La serie muestra también la redención del personaje, ya que hasta la fecha era un asesino sin escrúpulos y un poco chulesco. Boba Fett parece haberse convertido en una persona decente con respeto por la vida humana (y alienígena). El caso es, ¿para qué quiere una persona así ser el jefe del crimen organizado? Ser jefe del hampa requiere derramar mucha sangre e inmiscuirse en negocios muy turbios como la trata o el tráfico de drogas. Sin embargo, Boba Fett parece estar mostrando de momento una benevolencia absoluta, perdonándole la vida a todo el mundo y renunciando al trato adulador que recibían sus predecesores.
Al fin y al cabo, esta es una historia sobre la mafia, solo que ambientada en una galaxia muy muy lejana. En lo que respecta a historias de crimen organizado, el listón de violencia y asuntos turbios está muy alto tras series como Los Soprano, Boardwalk Empire, Peaky Blinders, El Padrino de Harlem, ZeroZeroZero, Narcos, filmografías como la de Scorsese y otros grandes títulos como El Padrino, Scarface, Los Intocables, American Ganster o Camino a la Perdición entre muchos otros. Las comparaciones son odiosas, y en este caso hace parecer al Libro de Boba Fett totalmente descafeinada. Es cierto que la premisa de la serie es ser un líder respetado en lugar de temido, pero este era también el estilo de, por ejemplo, Bumpy Johnson y cada vez que lo retratan corre por lo menos la sangre de sus adversarios sin compasión.
A pesar de todo esto, la serie me está gustando. Creo que Jon Favreau está haciendo un buen trabajo. Sin embargo, Favreau ya había participado antes en Los Soprano, por lo que pienso que podría haberlo hecho mejor. Muy seguramente detrás de este descafeinamiento esté la mano de Disney, que puede haber dado indicaciones para ablandar la serie y llegar a más público. Queda por salir el episodio de mañana y el de la semana que viene, que será el último. Con suerte será en estos dos episodios cuando llegue la acción. Hasta ahora, con el estilo benevolente y humilde de Boba Fett y con la alcaldía de Mos Espa vacante, parece que las intenciones reales de Fett son ganar las elecciones democráticas en Tatooine. Sería gracioso ver un proceso electoral en el universo de George Lucas.