Enero ha sido a menudo un mes negro en acontecimientos. Este 2021 ha entrado fuerte porque en apenas 15 días ya hemos tenido de todo. De regalo de Reyes nos trajo el asalto del Capitolio de Washington por parte de una turba de trumpistas, sin darnos apenas respiro vino Filomena y el colapso de media España, ahora la constatación de que lo que nos avisaban los expertos se ha cumplido y nos ha llegado la tercera ola con pinta de tsunami.
Todo ello aderezado de crisis económica pandémica, mas una tensión política que no cesa, con los avisos del FBI en EE.UU. de peligro de graves disturbios, incluso armados, de cara a la toma de posesión de Joe Biden el próximo día 20. Justo ese mismo día pero de 1969, hace 51 años ya, moría en Madrid el estudiante Enrique Ruano. ¿Muerte o asesinato? Aún muchos años después no ha quedado claro qué pasó realmente.
Fue detenido por la Brigada Político Social, la temida BPS, tres días antes, el 17, por el “grave delito” de repartir propaganda de Comisiones Obreras. Conducido después a la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, hasta que ese día 20 tres policías le llevaron a registrar su domicilio en el séptimo piso de la calle General Mola 70, desde donde calló al vacio.
La teoría oficial de la policía fue que intentó escapar tirándose de ese séptimo piso, añadiendo la injuria de que ya le habían detectado reacciones suicidas. Pero la posición en la que quedó tendido en la acera, en decúbito supino con brazos y piernas encogidos, suscitó sospechas que fueron confirmadas al descubrir en la autopsia, que se le había aserrado la clavícula donde probablemente quedó incrustada la bala que le mató.
Es posible que nunca se sepa la verdad, pero la reacción social de la oposición al régimen fue inmediata, lo que provocó por su parte el establecimiento del Estado de Excepción. Esa fecha, la del 20 de enero, quedó grabada para siempre en la memoria colectiva. Como también las que años después, en 1977, dieron lugar a la que se denominó Semana negra.
Aquel enero se inició el domingo 23, cuando un grupo de ultraderecha asesinaba al joven antifascista Arturo Ruiz, en una manifestación pro amnistía en el cruce de las calles de Silva y Estrella, en la trasera de la Gran Vía (entonces avenida de José Antonio) de Madrid. Al día siguiente muere la estudiante de sociología María Luz Nájera, por el impacto del bote de humo que recibe en la manifestación en protesta por la muerte de Arturo.
Recibe el golpe en la esquina de la Gran Vía con la calle de Libreros, también cerca de donde estaba en ese momento participando igualmente en la manifestación. Impactados por ambos hechos toda la izquierda antifranquista se conmociona. Viví intensamente aquellos acontecimientos en primera persona, desde mi militancia activa en el PCE y CCOO de Artes Gráficas y justo ese día teníamos prevista una reunión en el despacho de abogados de la calle Atocha, que fue suspendida.
Esa circunstancia nos salvó, porque a esa hora un grupo de pistoleros de extrema derecha, quizás con la dirección logística e ideológica de la BPS, irrumpió en el despacho a tiros asesinando a Javier Sauquillo, Luis Javier Benavides, Serafín Holgado, Ángel Rodríguez y Enrique Valdevira, cinco en total y heridos graves Lola, Alejandro…
Pensé que podíamos haber sido nosotros. Luego una vorágine de reuniones, asambleas, contactos, y sobre todo un mensaje claro: hay que mantener la calma, no responder a la provocación. A pesar de la rabia contenida por nuestros camaradas asesinados apretamos los dientes y tragamos el sapo. Éramos comunistas y por tanto teníamos una mayor responsabilidad, más aún en los complejos momentos que nos tocaba vivir.
Después el impresionante entierro en el que participé activamente en el “servicio de orden”, con la sensación de estar viviendo momentos históricos. Incluso la anécdota nunca aclarada de aquel helicóptero que la sobrevoló, la leyenda negra se encargó de asegurar que era el propio Rey Juan Carlos I quien lo pilotaba.
Luego con el tiempo entendí que aquel llamamiento a la calma de mi partido fue clave para conseguir la democracia. Enero a veces trae esos negros acontecimientos. Esperemos que este 2021 recién comenzado se quede sólo en los comentados al principio, aunque la verdad es que tiene muy mala pinta. Veremos...
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