Margarita del Val, una excelente científica, una gran persona y una clara divulgadora

"Si hubiera una nueva crisis parecida, reaccionaríamos mejor, pero no podemos olvidarlo del todo y que nos gane el exceso de confianza"

28 de abril de 2025 a las 20:24h
La viróloga Margarita del Val.
La viróloga Margarita del Val.

“Yo creo que los ciudadanos somos más dados a la cultura de la prevención de lo que son las instituciones. Las instituciones van más al día a día y por eso es muy importante darle más peso a la salud pública”.

“Antes que la salud pública, está la investigación, conocer en origen cuáles son las causas, cuáles son las posibles consecuencias de los retos, de los desafíos, de las amenazas que tenemos alrededor”.

“He aprendido que es vital tener mucha transparencia, es vital reconocer lo que se sabe y lo que no se sabe y es vital saberlo transmitir lo mejor posible y ponerse en el lugar de los demás”.

“Dentro de esa confianza, está vivir en un país que nos reconocen con sana envidia la maravillosa campaña de vacunación que hemos hecho. Esa solidaridad intergeneracional, uno de esos intangibles maravillosos, de cómo fuimos vacunando en un orden de los primeros los más vulnerables, los abuelos, los tatarabuelos, los tíos, los cuñaos, poquito a poquito, y luego ya los jóvenes que también se vacunaron y luego volver a una normalidad”.

“España tiene que seguir manteniendo esa confianza tan tremenda en las vacunas y en las campañas entre toda la sociedad”.

“La confianza es muy fácil perderla y hay que ganarla con una base de transparencia, de rigor, de profesionalidad, de compartir y de entendernos”.

“El CO2 es una buena medida de cómo de cargado, está el aire. Una vez que se puede medir, lo siguiente es renovar el aire de una manera eficaz”.

“Yo creo que tendríamos que meter la cultura anglosajona de evaluar, de hacer un seguimiento, de saber qué cosas se han hecho bien o mal para aprender sobre la marcha. ¿Cómo no iba a haber errores por todos los lados si era una situación absolutamente nueva para la que no estábamos preparados ni personalmente ni institucionalmente?”.

“He aprendido que la gente pide explicaciones y no solo medidas. Creo que sería bueno que se diesen más explicaciones, que se explicase con detalle más las cosas”.

“¿Por dónde nos va a venir la próxima pandemia? No lo sabemos, pero la que tenemos menos controlada es la que nos vendría por aerosoles de nuevo y eso es un error que nos queda”.

“La rapidez de las vacunas no fue porque se comprometiese ninguna etapa en su seguridad. Fue porque nos pusimos a invertir muchísimo dinero en todas las etapas para hacerlas redundantes, para trabajar mucha gente en evaluar más a fondo de lo habitual todas las fases de la vacunación. Y por eso hay una garantía de que son de las más seguras que hemos hecho la humanidad. Se han buscado efectos secundarios muy poco frecuentes como nunca se habían encontrado para ninguna vacuna y por eso han sido tan seguras”.

“La investigación no se improvisa y en España estamos muy bien en algunos campos, pero en investigación estamos por detrás de la mayoría de los países europeos. Se está haciendo un esfuerzo importante porque estamos viendo cuál es el valor de la investigación, pero estamos por detrás aún”.

“La vacuna de HYPRA es la primera vacuna para uso humano que se saca en España. Era una asignatura pendiente, lo hemos logrado y tenemos que seguir en esa línea, porque hace falta que un país de nuestra categoría no se pueda permitir no producir vacunas humanas, porque entonces no es un actor en el mundo de las vacunas”.

Hace falta mucha investigación sobre Covidpersistente y con ello identificar las causas, que puede que no sea una sola, sino que sean muchas”.

“Es importante evitar contagiarnos. Tenemos que entrenar a nuestro sistema inmunitario, pero evitar contagiarnos con grandes cantidades de agentes infecciosos porque no sale gratis, porque nos deja secuelas”.

“Si el virus es nuevo, no podemos olvidar que los más vulnerables van a ser otra vez los más mayores y los recién nacidos”.

“Es muy importante que haya muchas profesiones distintas comunicando, que para cada cosa esté comunicando la persona que sepa de ella, conocer siempre al experto que lo sepa contar”.

Margarita del Val es una investigadora de lujo. Margarita del Val es química, viróloga, inmunóloga, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que ha coordinado la Plataforma de Investigación Interdisciplinar en Salud Global del CSIC. Sus investigaciones son muy diversas, pero evidentemente todo el tema de la respuesta inmunitaria frente a infecciones víricas es una de sus líneas fundamentales. Ella ha trabajado en Alemania, ha realizado estancias en Estados Unidos y en Canadá, ha dirigido numerosos proyectos y hemos compartido algunos espacios que para mí han sido un maravilloso aprendizaje.

Le pregunto de entrada ¿Cuál sería tu resumen de estos años de la pandemia? “Hemos visto cómo somos capaces de responder a una situación tan difícil. Parece que lo hemos olvidado, pero nos queda de fondo. Si volviese a ocurrir alguna otra cosa medianamente parecida, reaccionaríamos mucho mejor.

También tendríamos que improvisar porque sería distinto, pero reaccionaríamos mucho mejor. Pero lo que no podemos hacer es olvidarlo del todo, porque si no, nos va a volver a pillar por un exceso de confianza. Otro de los balances que yo hago, aparte de que no hay que olvidar, es que no tenemos que vivir con miedo. Sí que hay que vivir por otra parte, dándole mucho más valor a la prevención. Yo creo que los ciudadanos somos más dados a la cultura de la prevención de lo que son las instituciones. Las instituciones van más al día a día y por eso es muy importante darle más peso a la salud pública”.

Y añade Margarita sobre la investigación: “Antes que la salud pública, está la investigación, conocer en origen cuáles son las causas, cuáles son las posibles consecuencias de los retos, de los desafíos, de las amenazas que tenemos alrededor. Y eso yo creo que es muy importante. Y luego otra de las grandes enseñanzas que nos ha dejado la pandemia es lo importante que es poder contar con la confianza de los ciudadanos que son expertos en sus temas particulares de experiencia, pero que no necesariamente saben de epidemiología o de inmunidad o de virus. Y para eso, he aprendido que es vital tener mucha transparencia, es vital reconocer lo que se sabe y lo que no se sabe y es vital saberlotransmitir lo mejor posible y ponerse en el lugar de los demás. Cada uno puede hacer una solución para un problema y no todos podemos hacer lo mismo ni hacer teletrabajo, o no todos pueden vivir una vida tranquila y más si viven con una abuela que es muy vulnerable.

Y de lo concreto nos vamos a una visión global y a la gran campaña de vacunación. Margarita dice: “Dentro de esa confianza, está la maravilla de vivir en un país que todavía nos reconocen con sana envidia la maravillosa campaña de vacunación que hemos hecho. Es decir, esa solidaridad intergeneracional que tenemos en España, es uno de esos intangibles tan maravillosos, cómo fuimos vacunando en un orden tan maravilloso, los primeros más vulnerables, los abuelos, los tatarabuelos, los tíos, los cuñaos, poquito a poquito, y luego ya los jóvenes que también se vacunaron y luego volver a una normalidad empezando por los jóvenes. Entonces, esa confianza es fantástica. Y de hecho, cuando estuve en África recientemente y pregunté a una de las personas más importantes para la recaudación de fondos y de recursos para la vacunación infantil en África, de la organización GAVI, le dije, ¿y España cómo lo ves? ¿Qué necesita hacer España? Dice, España tiene que seguir manteniendo esa confianza tan tremenda en las vacunas y en las campañas entre toda la sociedad. Eso es lo más importante porque es alguien en quien mirarnos otros países. Entonces, a mí me pareció muy importante. Yo ya lo percibía desde dentro, pero me pareció muy importante. Y la confianza es muy fácil perderla y hay que ganarla con una base de transparencia, de rigor, de profesionalidad, de compartir y de entendernos”. 

Yo añado. Seguro que la campaña de vacunación fue espectacular y es verdad lo que dices de la confianza que tiene la población en la vacunación y la que tuvo en ese momento fue muy importante. De todas formas, también hubo errores. Y le pregunto: ¿Cómo analizas tú esos errores que hubo durante la gestión de la pandemia? ¿Qué cosas te parecen que necesitaríamos aprender para no volver a caer en ellos? “Yo creo que tendríamos que meter un poco la cultura anglosajona de evaluar, de hacer un seguimiento, de saber qué cosas se han hecho bien o mal para aprender casi sobre la marcha. Es decir, para compartir todos aquellos aciertos y eso no se hizo, porque si compartías aciertos, a lo mejor estabas también compartiendo errores y parecía que quedabas mal. ¿Cómo no iba a haber errores por todos los lados si era una situación absolutamente nueva para la que no estábamos preparados ni personalmente ni institucionalmente? El que no hacía nada no se equivocaba, pero todos los que nos implicamos en hacer cosas, claro que nos equivocamos. Compartir esas cosas positivas y esos errores desde el principio con un seguimiento que nos permita mejorar sobre la marcha, es importante y sin acritud, no para poner el dedo en la llaga, sino para avanzar hacia adelante. Y eso sí que se está haciendo a nivel institucional en toda Europa. Estamos aprendiendo cuáles son las debilidades de unos países y de otros y qué cosas podemos mejorar”.

Le sigo preguntando a Margarita. ¿Qué se ha hecho mal? “He aprendido que la gente pide explicaciones y no solo medidas. Creo que sería bueno que se diesen más explicaciones, que se explicase con detalle más las cosas, porque la gente, los ciudadanos, somos todos muy inteligentes y entendemos mucho cuando se nos explica adecuadamente. Y no solo medidas, porque las medidas necesariamente eran imperfectas, porque no estábamos preparados para eso. Eran las mejores posibles, probablemente, pero eran imperfectas. Y poder explicar la situación para que cada uno lo pudiese interpretar y adecuar a su situación personal, creo que habría sido más deseable. Necesitábamos y necesitamos más explicaciones”.

Y sigue reflexionando Margarita: “¿Qué cosas se pudieron hacer mal? “Se tardó muchísimo en reconocer la transmisión del virus por aerosoles. Y yo creo que eso es una asignatura pendiente todavía. Todavía estamos lastrados por esa situación, porque todavía se habla de la distancia, de la higiene de manos y de superficies, cuando realmente la tuberculosis, el sarampión y todas las enfermedades respiratorias se transmiten, en mayor o menor grado, por aerosoles. Y es una asignatura pendiente, porque todavía no estamos controlando la calidad microbiológica del aire. Entramos en una sala y si hay mucha gente, sí que sabemos que si es mitad del invierno y está cerrada a cal y canto, es probable que nos estemos exponiendo a otras agentes infecciosos. Pero a lo mejor entramos en una sala que ha estado así de llena hace nada y no nos damos cuenta y a lo mejor estamos también expuestos. Hay muchas actuaciones sencillas que se pueden hacer y que evitarían las infecciones que tenemos, pero sobre todo evitarían que nos llegase la próxima gran pandemia. ¿Por dónde nos va a venir la próxima pandemia? No lo sabemos, pero la que tenemos menos controlada es la que nos vendría por aerosoles de nuevo y eso es un error que nos queda. No podemos volver a caer en la misma, a tropezar en la misma piedra para la siguiente epidemia”. 

Le comento. Una de las cosas que además tú más insistías era la importancia de la ventilación. Y me corrige Margarita. “Sí, pero no sólo la ventilación que tiene más errores, como una renovación controlada con los aparatos de climatización que tenemos en todos los edificios públicos, una renovación controlada del aire. Lo primero que hay que hacer es saber cómo medirlo y ya los ingenieros industriales han establecido, basados en la evidencia científica, cuáles son los niveles para saber si el aire está muy cargado microbiológicamente y ya saben qué es el CO2, lo que algunas personas seguimos midiendo en los lugares públicos. El CO2 es una buena medida de cómo de cargado está el aire. Una vez que se puede medir, lo siguiente es renovar el aire de una manera eficaz y eso está dentro del ir al origen. Para mí es muy importante saber que si queremos estar preparados para la siguiente pandemia, tenemos que ir al origen”.

Y añade Margarita: “El origen es por dónde nos viene el virus. Es muy probable que nos venga algo por vía de aerosoles y recordar que el sarampión, que son granitos en la piel, la varicela, que son heridas en la piel, se transmiten por vía respiratoria inicialmente. O sea, que hay muchas enfermedades que no parecen respiratorias, pero entran por vía respiratoria. Pero dentro de ir al origen está ver aquellas infecciones que nos pueden venir transmitidas por mosquitos, por artrópodos, por vectores, por insectos, que nos pueden traer infecciones como el virus del Nilo. O sea, que eso también es importante actuar en origen y saber qué es lo que está ocurriendo”. 

Y le reafirmo: La historia de los medidores de CO2 era una de tus batallas. Y digo: Pero a mí me da la sensación que a pesar de los aprendizajes que tenemos, que nos ha dado la pandemia, hemos olvidado los medidores demasiado pronto. Es decir, hay cuestiones que se nos olvidan muy rápido y creo que una de ellas es la importancia de los medidores de CO2. ¿No sé cómo lo vives tú en ese sentido?. “Yo creo que es tan fácil medir el CO2 que debería estar más extendido, claramente, porque estamos incluso con el necesario ahorro energético, estamos haciendo edificios cada vez más estancos y esos edificios tan estancos no están renovando el aire y empezamos a tener cada vez más catarros de todo tipo en verano con el aire acondicionado. Y se puede medir el CO2 en cualquier momento y con una pequeña actuación de bajar la cantidad de CO2 o una pequeña ventilación se logra un efecto bastante potente. Y eso es importante porque no es lo mismo si yo, como persona con mi sistema inmunitario en el estado en que lo tenga, me tengo que enfrentar a una cantidad de virus o a 10 veces o 100 veces más. Con una cantidad determinada o incluso 10 veces más, a lo mejor lo controlo bien, pero con 100 veces puede que acabe con una enfermedad gravísima. Reducir la cantidad a la que yo me expongo es bueno porque seré mucho más capaz de combatirlo. Nuestro sistema inmunitario tiene que enfrentarse a las infecciones y lo hace, pero no se le puede sobrecargar con infecciones tremendas”. Y volviendo a la importancia de la vacunación: “Por eso nos vacunamos, porque es mucho menos reto para nuestro sistema inmunitario que una infección cualquiera y, sin embargo, nos protege y además durante muchísimo tiempo”. 

Alrededor de ese tema le sugiero: Tú antes hablabas de las vacunas, de la vacunación, del gran acto de solidaridad en España que hubo alrededor de la vacunación. Pero para mí un aspecto fundamental es la posibilidad de que en poco tiempo tuviéramos vacunas. Le comento que me gustaría que hiciera una reflexión sobre ello, porque tú es un tema que siempre le ha interesado mucho y que has estado muy metida en el tema de las vacunas, desde tu tesis doctoral. Y le digo: Cuéntanos un poco la importancia del hecho de que tuviéramos unas vacunas tan relevantes que hayan ayudado de la forma en que lo han hecho.

“Lo importante para encontrar vacunas frente a un agente infeccioso es cómo es el agente infeccioso y el coronavirus fue un virus fácil en ese sentido. Dentro del desastre y la catástrofe que ha sido la pandemia, tuvimos la suerte de que era un virus fácil. Era un virus fácil porque era suficientemente pequeño como para que su corona exterior estuviese formada prácticamente por una sola proteína. Y desde el minuto uno, en cuanto se supo que era un coronavirus, se supo qué proteína era la que había que poner en la vacuna. No hubo que hacer múltiples pruebas con muchas proteínas a ver cuál es mejor o peor o si hay que hacer combinaciones. Estaba clarísimo para grupos de investigación, para empresas, para todo el mundo. Y no fallamos, acertamos. Y luego lo importante, ¿por qué fueron tan rápidas? Porque había habido antes mucho trabajo con los coronavirus. Había mucho trabajo en veterinaria, en el coronavirus 1, en el SARS 1, que fue una epidemia muy limitada en la zona de China y países vecinos. Se tenía experiencia con el coronavirus de Oriente Medio, que se transmite continuamente desde camellos, a muy bajo nivel. Se tenía evidencia de ello. Entonces se trabajó sobre algo que se conocía, distintas maneras de hacer vacunas y que podían protegerse. Sabía que había vacunas frente a los coronavirus que protegían y se tenía la proteína, el antígeno con el que trabajar y se probaron todas las tecnologías. ¿Cuáles llegaron las más rápidas? Pues aquellas que eran más de síntesis química, las de ARN mensajero, y esas siguen siendo de las más rápidas, pero las basadas en vectores de adenovirus, también fueron rápidas. De hecho, se empezó a vacunar antes en Reino Unido con ellas. El conocimiento del agente infeccioso es muy importante para hacer vacunas muy rápidas y por eso, una de las preparaciones mundiales para el futuro es saber hacer vacunas para un prototipo de virus de cada familia de virus que hay, porque los virus también tienen familias, igual que los animales están en familias, los virus también.

Entonces, saber hacer vacunas frente a al menos un virus de cada familia sería importante. Entonces, esa es una de las estrategias que se está haciendo para llegar hasta el final y poder reaccionar mucho más rápido. Y luego, aunque haya que repetirlo, está claro que la rapidez de las vacunas no fue porque se comprometiese ninguna etapa en la seguridad. Fue porque nos pusimos a invertir muchísimo dinero en todas las etapas para hacerlas redundantes, para trabajar mucha gente en evaluar más a fondo de lo habitual todas las fases de la vacunación. Y por eso hay una garantía de que son de las más seguras que hemos hecho la humanidad, estas vacunas de coronavirus. Se han buscado efectos secundarios muy poco frecuentes como nunca se habían encontrado para ninguna vacuna y por eso han sido tan seguras. Y eso queda para el futuro. Queda que las vacunas tienen que ser así de seguras y queda que hay que ir con varias estrategias a la vez. Antes teníamos una vacuna para una enfermedad y ya está y no había ninguna otra compañía que produjese otra. Y la estrategia ahora es producir en paralelo varias vacunas de varias compañías y con varias tecnologías para cada enfermedad porque alguna puede fallar, porque alguna puede ser más útil para una población determinada en un momento determinado, en unas condiciones, por ejemplo, de conservación, de distribución y se va a ir más sobre seguro, a ir barriendo más para que esto no nos vuelva a pasar”. 

Después de esta larga explicación, una cosa que nos ha quedado en el tintero es que no ha habido vacuna española. ¿Cómo lo vives tú en el CSIC que se ha trabajado en varias vacunas y al final no conseguirla? ¿Cuál sería tu diagnóstico?

La investigación no se improvisa y en España estamos muy bien en algunos campos, pero en investigación estamos por detrás de muchos países europeos o de la mayoría de los países europeos. Se está haciendo un esfuerzo importante porque estamos viendo cuál es el valor de la investigación, pero estamos por detrás. Y claramente, al no improvisarlo, tardamos mucho más. No podíamos contratar a 300 virólogos de golpe porque no los teníamos disponibles. Es decir, eso no se podía hacer, no era cuestión de poner solo dinero encima de la mesa. No ha habido una vacuna del CSIC, pero sin embargo, para la siguiente generación de vacunas se sigue trabajando en ello porque es muy importante tener vacunas que eviten el contagio. Sabemos que cuando estábamos vacunados del coronavirus nos podíamos contagiar y contagiar a otras personas. Necesitamos vacunas que permitan erradicar de una residencia, de una ciudad, de una provincia, de un continente, los agentes infecciosos como lo hemos logrado con la viruela,con el sarampión, con la polio. Y esa generación de vacunas las necesitamos y en el CSIC seguimos trabajando en eso”.

Pero explica que como país sí que hemos producido una vacuna y nos dice: “Hay una vacuna es la vacuna producida por la compañía veterinaria HYPRA, que ha sido aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, que está comercializada, que está en el mercado, que no se usa en grandes cantidades, porque en un exceso de prudencia, Europa se comprometió a muchísimas dosis de las vacunas de ARN mensajero y todavía estamos con ese compromiso. Todavía tenemos compradas todas esas dosis de vacunas de ARN mensajero que funcionan muy bien, por otra parte, y cuando acabe ese compromiso se podrá pasar a vacunas como la de Hypra, cuya tecnología es distinta, es una vacuna mucho más clásica, basada en proteínas, pero hay algunas vacunas de proteínas que tenemos que son clásicas y que protegen muchas décadas después. Por ejemplo, la hepatitis B es una de estas vacunas de proteínas y protegen muchas décadas después. Entonces, sí, ha salido una vacuna española de una compañía farmacéutica que antes solo hacía vacunas veterinarias, que era muy buena en ellas, que tuvo esa valentía de lanzarse a las vacunas humanas, que es un salto que requieren más niveles de seguridad, y lo hizo y sigue apostando por ello, es decir, sigue adaptando esas vacunas cada año a las variantes que van surgiendo del coronavirus. O sea, que como país sí que lo hemos logrado y es la primera vacuna para uso humano que se saca en España. Era una asignatura pendiente, lo hemos logrado y tenemos que seguir en esa línea, porque hace falta que un país de nuestra categoría no se pueda permitir no producir vacunas humanas, porque entonces no es un actor en el mundo de las vacunas. Creo que eso es importante y yo me alegré muchísimo cuando se aprobó esa vacuna, muchísimo. Aunque no fuese el CSIC”.

Lo que hace falta es poner más dinero en investigación, como muy bien decías. Es evidente que esa es una línea que hay que insistir y es que la investigación es clave. Y en ese sentido, en lo que faltan investigaciones es ante la aparición del covid persistente que ha generado la necesidad de investigar más en estos campos. Mucha gente está viviendo en una situación con muchos signos y síntomas que les duran, durante mucho tiempo , aunque algunas personas van mejorando. ¿No crees que la investigación debería buscar alguna solución en ese campo del covid persistente, del long covid? “Para mí es muy importante y, desde luego, no es solo un tema clínico de tratar los síntomas, sino de identificar las causas, que puede que no sea una sola, sino que sean muchas. Hace falta mucha investigación sobre eso. Y eso nos ha puesto sobre el tapete otra cosa que ya sabíamos los virólogos y la gente que trabaja con infecciosas y es que las infecciones no salen gratis. Es decir, las infecciones no es que yo pase una infección y cuando me he curado ya no me queda nada. En general, la mayor parte de las personas se curan y ya está, pero con todas las infecciones hay un pequeño porcentaje de personas que, por razones que no conocemos del todo, le quedan secuelas y estas secuelas pueden ser problemas cardiovasculares, con algunas enfermedades respiratorias ocurre. Pueden ser problemas como encefalitis, con el virus del Nilo o con el sarampión. Pueden ser problemas como la COVID persistente”.

Y sigue explicado Margarita: “Lo vemos muy claramente porque nos hemos infectado todos por primera vez a la vez con este coronavirus, lo que es la covid persistente, pero existe con otras infecciones. Para mí es vital conocer eso y, sobre todo, por eso para mí es importante evitar contagiarnos. No vivir en un mundo estéril bajo ningún concepto, tenemos que entrenar a nuestro sistema inmunitario, pero evitar contagiarnos con grandes cantidades de agentes infecciosos porque no sale gratis, porque nos deja secuelas y no sabemos si va a ser a nosotros o este virus u otro. Entonces, eso está claro. Yo creo que parte de los achaques de la vejez, aparte de malas costumbres de la vida diaria, de estilos de vida, son esas infecciones que alguna de ellas nos deja secuelas. A las personas mayores se las nota más, dan un bajón importante, pero a todos de vez en cuando vamos cogiendo achaques que no los ligamos con una infección que a lo mejor creemos que hemos superado con éxito, pero que están ahí”.

Entonces, esto de las secuelas para mí es importante y forma parte de la investigación, pero antes de eso, de la prevención. Has hablado de la vejez y uno de los momentos críticos que ha habido en España alrededor del covid ha sido, sin duda alguna, el tema de las residencias de las personas mayores. ¿Por qué crees que nos ha pasado eso? De alguna forma, es evidente que es un espacio que necesita una mejor atención, sin duda alguna. ¿Qué crees que se podría haber hecho y no se hizo en ese sentido? “Quizás haber sido conscientes desde el principio, ya que no era fácil darse cuenta de que la analogía con la gripe era malísima. Cada vez que hemos comparado el coronavirus con la gripe, hemos cometido errores. ¿Por qué? Pues porque la gripe A ha causado muchas pandemias a lo largo del siglo pasado y de este.

Cada varias décadas hay una pandemia de gripe A, la última fue en 2009, y la mayor parte de la población, cuanto más mayor sea, tiene una cierta inmunidad frente a ese virus. Y como tiene una cierta inmunidad, los que más se enferman no son los más mayores, sino el núcleo de la población relativamente joven. La pandemia de gripe A de 2009 fue una pandemia de colegios, de campamentos de verano, de universidades, etc. Y también algunas personas mayores, pero era más de jóvenes. Y ese error, en no darse cuenta del papel tan importante de la inmunidad personal y poblacional, yo creo que es lo que nos llevó a subestimar lo que iba a ocurrir en las residencias. Y esa es una enseñanza también para el futuro. Cuando llegue un virus nuevo del todo, como el coronavirus, aquellas personas que más lo sufrirán serán aquellas personas que tienen unas defensas más bajas, un sistema inmunitario más bajo. Predominantemente las personas muy, muy mayores, pero también personas con un sistema inmunitario que está inmunocomprometido o no tan potente por tratamientos médicos en general, o para un cáncer o para enfermedades autoinmunes, que son vitales para mantenernos con vida y una vida de calidad, pero que nos bajan un poco nuestras defensas. Entonces, si el virus es nuevo, atención, no podemos olvidar que los más vulnerables van a ser otra vez probablemente los más mayores y los recién nacidos, que nacen con un sistema inmunitario todavía inmaduro. Entonces, eso hay que tenerlo muy en cuenta y no olvidarlo. Yo siempre decía, esto no lo comparemos con una gripe. Y de hecho, gran parte de mi investigación con el coronavirus ha estado relacionada con las residencias, porque para mí eran de lo más importante saber cómo estaban respondiendo a la vacunación esas personas tan mayores y responden muy bien”.

Dice además: “Es decir, se les ha vacunado muy mayores y sin embargo han respondido muy bien. Necesitan más dosis, por eso hay que darles refuerzo, pero funcionan muy bien. ¿Qué nos queda todavía de asignatura pendiente en las residencias? “Lo vuelvo a decir, que además de mascarillas o de higiene de superficies y de manos, se considere desde luego en residencias la calidad del aire, que se controle el CO2 y eso no se hace en general, salvo en algunas muy sensibilizadas para ello”.

Un papel que tú has tenido muy importante es explicar a la población lo que estaba pasando,¿Qué crees que debe mejorarse en la comunicación? Aparte de todo el tema de los bulos que han aparecido de forma tan importante y que hay que intentar minimizar y trabajar más en ellos, pero ¿cómo has vivido el tema de la comunicación por tu parte y un poco por lo que has vivido en general a la hora de lo que se ha hecho en comunicación de la pandemia? “La comunicación es algo que hemos ido improvisando muchos, porque no es lo mismo explicar a unas pocas personas o hacer divulgación científica como yo hacía y sigo haciendo, que exponerte a 20 micrófonos a la vez y tú también lo sabes, eso es una responsabilidad muy superior. Yo creo que hay que ser honesto, hay que ser muy transparente y hay que explicar todo lo posible y explicar de aquello que conoces, solo de aquello que conoces. De lo que no conoces no debes opinar, debes evitar opinar, aunque siempre, alguna vez hemos caído yendo más allá, porque no tienes todo el bagaje y toda la percepción para darle el peso adecuado a cada cosa”.

Y añade: “Entonces, para mí es muy importante que haya muchas profesiones distintas comunicando, que para cada cosa esté comunicando la persona que sepa de ella, conocer siempre al experto que lo sepa hacer”. 

Lo más leído