Empezamos por Dafina Petrova, joven investigadora muy consolidada, investigadora Miguel Servet, del ibsGranada, EASP, Ciberesp y Hospital Virgen de las Nieves: “Yo llegué a la investigación un poco por casualidad, porque estudié en un instituto de letras. Yo crecí en Bulgaria, en un contexto diferente sociocultural. Para ir a la universidad me fui a Alemania y me apunté a estudiar psicología y por sorpresa descubrí que la psicología era una ciencia, que utilizaba el método científico y esto me encantó. Busqué un trabajo en un laboratorio de investigación y desde entonces sigo investigando”.
Y continúa diciendo: “Yo al principio no veía muchas oportunidades y ahora ya en la etapa postdoctoral me he topado con dos barreras importantes. Una barrera que la tenemos todos tanto investigadoras como investigadores es la alta competitividad que existe ahora mismo en investigación. Nosotros competimos por unos recursos que no son tan grandes como nos gustaría y eso hace que no siempre podamos llevar a cabo nuestras ideas y muchas veces existe la decepción y ante ello, la importancia de perseverar, de no rendirse. Muchas veces es difícil, sobre todo al principio de la carrera científica, mantener este optimismo y esta fuerza para seguir adelante con tu idea, creyendo que tú has propuesto algo que merece la pena y que va a ayudar a mejorar la vida de la gente y buscar la financiación”.
Añade a ello una segunda barrera: “Y luego la segunda barrera que me he encontrado, en realidad no es exactamente una barrera, es la maternidad que es lo más bonito que me ha pasado, pero sí que ha sido un reto en la vida profesional combinándolo con esta etapa de investigación postdoctoral que coincide con la edad en la que muchas personas deciden formar una familia. Ahora mismo en el mundo de la ciencia hay algunas cosas específicas que lo hacen bastante difícil porque cualquier mujer trabajadora tendrá unos problemas parecidos para compaginar su trabajo con los cuidados de menores o mayores que tiene a su cargo, pero en la ciencia las particularidades que tenemos es que una tiene que estar siempre actualizada en lo último, es un mundo que muchas veces las cosas se desarrollan de forma muy rápida y tras una baja por maternidad o paternidad, necesitas actualizarte con todo lo que ha pasado y muchas veces corremos para producir, para ser los primeros en producir algún resultado y bueno esto es un poco difícil”.
Apunta Dafina un tercer aspecto: “La otra parte difícil es la temporalidad de los contratos postdoctorales que suelen tener una duración bastante corta y muchas veces una vuelve de baja por maternidad y el contrato se acaba en tres meses y requiere una gestión y una planificación y un esfuerzo no tanto de la persona joven o candidata como de la IP que la dirige para conseguir una continuación del trabajo que se ha ido realizando. A ello, le sumamos el énfasis tan grande que tenemos en la internacionalización, que yo creo que es también una cosa muy valiosa y que yo recomendaría a cualquier investigador que tiene la oportunidad de realizar estancias en el extranjero ya que es algo muy enriquecedor no solo profesionalmente sino personalmente también. Sin embargo una vez que hayas formado tu familia esto pasa de ser una oportunidad a que ya no podemos conseguirlo porque estamos hablando de estancias de duración de varios meses y hay convocatorias que solo permiten solicitar pues un puesto si has vivido o trabajado en el extranjero por lo menos uno o dos años. Entonces yo creo que esto cierra el camino a muchas personas que ya tienen su familia, para quienes es difícil cambiar de residencia. Para mí era algo muy positivo antes de tener mi familia porque tenía la libertad qué ya no la tengo. Entonces es algo que yo tengo que compensar con otro tipo de trabajo, otro tipo de experiencias y proyectos internacionales que es lo que hago. Está mal en el momento en el que no se puede compensar. Esto pone de relieve la dificultad que hay para poder ser competitiva cuando tienes que ir a convocatorias competitivas de recursos humanos. Yo creo que también demuestra un poco que las mujeres nos apoyamos en otras mujeres porque mi suegra tiene mucho mérito ya que no había salido de su casa para tanto tiempo y menos en el extranjero y me acompañó para que yo pudiera tener esta experiencia profesional que luego ha sido muy fructífera”.
Y termina contando: “Yo en cada trabajo que hago pongo un poco de corazón y estoy orgullosa de todas, pero si tengo que destacar un trabajo sería nuestro trabajo en colaboración con la asociación española contra el cáncer en una encuesta que llamamos ONCO barómetro y en la que investigamos cuáles fueron las razones por la cual las personas demorarían la búsqueda de ayuda cuando sienten algún síntoma que podría ser síntoma de cáncer y hemos ido realizando varias investigaciones utilizando encuestas para aprender qué es lo que las personas saben sobre el cáncer, qué creencias falsas tienen, dónde no debemos realizar campañas para informar a las personas sobre cómo se pueden proteger y sí que yo creo que ahí espero que hayamos tenido impacto y es algo que bueno que se había hecho relativamente poco en España”.
La segunda investigadora es María José Sánchez, investigadora que está en la número 12 de las mujeres investigadoras españolas, tanto en centros españoles como en centros extranjeros, es directora del Registro de Cáncer de Granada, en la Escuela Andaluza de Salud Pública y es la directora científica del ibsGranada: “Sabemos que en la investigación lo más importante es la multidisciplinariedad, el trabajo en equipo y la colaboración, junto a la ética, la integridad científica y la pasión, además de que no podemos decaer ante el fracaso. En ese sentido, eso es lo que yo trato de transmitir a la gente más joven. Y, por otro lado, es importante el papel de los mentores, mentores que en el ámbito de la ciencia te ayuden a seguir tu camino de investigación, te apoyen y te den oportunidades. Yo tuve dos grandes mentores. Primero, cuando me inicié en la investigación, haciendo la tesis doctoral en el Hospital Virgen de la Nieve, el doctor de la Rosa, que era el jefe de servicio de micro, y luego, cuando llegué a la escuela, la doctora Carmen Martínez, Carmen ha sido mi mentora durante muchos años y con Manuel de la Rosa, han facilitado que yo hoy sea quien soy”.
Y añade: “Yo creo que, claramente, desde una posición de liderazgo se puede fomentar mejor la vocación de investigación en las niñas y en las mujeres. El tema del liderazgo es que podamos tener ese reconocimiento que a muchas mujeres les ha costado mucho trabajo, sobre todo aquellas que son asistenciales. Yo creo que el hecho de que las mujeres estemos ahí liderando va a dar una sensibilidad especial hacia la igualdad de género y hacia la equidad en general. Y en ese sentido, también creo que las investigaciones que hacemos le vamos a dar también un enfoque de género. Para mí, es fundamental que cualquier niña o adolescente que esté en el instituto pueda llegar donde quiera. Realmente, el talento no tiene género, el talento es de todos. Y lo que hay que hacer es que en mi papel como líder es facilitar a la gente que quiera hacer investigación, en este caso, desde que dirijo el IBS Granada, lo que pretendo es que la gente de los hospitales, las enfermeras, las médicas puedan hacer investigación, que todo el mundo tenga la misma oportunidad en la universidad, en el ámbito asistencial y sobre todo en el ámbito de atención primaria y de los cuidados. Y mi papel es facilitar, intentar que la burocracia en la medida de lo posible sea menor y tratar de gestionar y de atraer el talento independientemente del género, porque como digo para mí el talento no tiene género”.
Y sigue explicado: “Para las niñas que están empezando, les diría que tengan ilusión. La investigación es una carrera de fondo que lleva una serie de valores incorporados. Te tiene que gustar lo que haces, pero es posible. No hay un único camino, sino cada una tiene que buscar cuál es su camino, para poder llegar a hacer la investigación. Y luego el tema de que el éxito tarda, una no se puede desanimar ante el primer obstáculo que aparezca en la carrera, es una carrera de fondo, pero que es posible que sea apasionante y que cuando lo haces, te gusta trabajar en investigación en salud y ver que esto tiene repercusión en los pacientes, es lo mejor que se puede hacer, trabajar en prevención, de las enfermedades y ver que vamos a ser capaces de hacer un mundo más sostenible también en cuanto a carga de enfermedad. Yo digo que creo que es posible tener ilusión, hay que estudiar mucho, eso es verdad, pero pueden llegar donde quieran, tanto a las chicas como a los chicos. Entonces, ese sería mi mensaje, que no pierdan la ilusión, que trabajen duro, sabiendo que es una carrera de fondo”.
Y termina contándonos un poco su recorrido hasta llegar donde ha llegado: “Empecé haciendo ciencias puras en el instituto, me gustaban muchísimo las matemáticas y pensé en hacer algo de matemática. En la orientación que te dan en el instituto, me dijeron que hiciera derecho, mis hermanos habían estudiado derecho, yo decía que no, yo soy la menor de siete hermanos, pero todos son de letras, menos yo, y en ese sentido, estudié medicina, aprobé el MIR, hice microbiología, a mí me gustaban mucho las enfermedades infecciosas, durante la especialidad en el Hospital Virgen de la Nieves y tuve la oportunidad de hacer la tesis doctoral, una tesis doctoral con mucho trabajo de campo y una tesis doctoral que me costó muchísimo trabajo y se hizo con mucho rigor científico. Y fue cuando pasé a la Escuela Andaluza de Salud Pública con una beca de investigación para trabajar en un proyecto, ya era especialista, era doctora en medicina y empecé con una beca sin contrato, sin contrato laboral para trabajar en un proyecto mundial de virus del papiloma humano y de cáncer de cavidad oral. Y aquí fue donde yo me metí más de lleno en la investigación y donde di un giro, probablemente a mi carrera en el ámbito de la medicina y pasé de lo que era la microbiología y la enfermedad de infecciosas hacia la investigación en cáncer y la epidemiología del cáncer”.
Encarna González Flores, es oncóloga del Hospital Virgen de las Nieves, responsable de investigación del hospital y coordinadora del grupo de oncología del ibsGranada: “Mi carrera investigadora ha sido un poco diferente, con una trayectoria más larga y difícil. La verdad que tengo que decir que mis comienzos fueron más difíciles. Tenemos que partir de que ser oncóloga, ser mujer, madre e investigadora, pues es una difícil tarea, no imposible, pero creo que sí ha sido una difícil tarea. Lo que me ha movido desde el inicio, a pesar de esta trayectoria larga y no fácil, ha sido el entusiasmo, el interés, la perseverancia y la paciencia, el no decaer, y sobre todo yo creo que mi gran inquietud desde el inicio por la investigación. Si tú tienes esa inquietud y la persigues, al final lo consigues, a pesar de que sea una trayectoria más larga. Para mí también, siempre he valorado mucho en la investigación, el trabajo en equipo y he ido dirigiendome hacia ello. Es verdad que en mi inicio no fue fácil, tanto a nivel local como a nivel nacional. Tuve que hacerlo muy despacio. Yo sí que he vivido el llegar a grupos de investigación nacional en los que yo siempre he tenido interés desde que me formé como residente. Tenía interés en la investigación, pero he tenido una serie de barreras. Por un lado, como no, la conciliación familiar es una barrera que antes, más que ahora, era clara y a mí me afectó. Y luego la conciliación asistencial, porque realmente ser un oncóloga clínica, cuesta mucho conciliar esta tarea asistencial con la tarea de investigación. Pero, como digo, mi perseverancia, mi entusiasmo me llevo a meterme desde el inicio en grupo de investigación, al principio más clínica, con proyectos nacionales y algunos internacionales, donde predominaban eminentemente los hombres. Ahí había una clara diferencia de género y donde yo me veía rodeada de un equipo de hombres donde tenía que demostrar continuamente lo que era. Y esto lo he ido viviendo hasta que he llegado al momento actual, perseverando e insistiendo por mi gran interés. Luego, ya acercándonos más hacia el momento actual, he tenido la suerte de que los puestos directivos empiezan a ocuparse por mujeres. A mí, personalmente, mi gerencia, dirigida en mi hospital por una mujer, me ofreció la posibilidad de este cargo actual de responsable de investigación, se confió en mí, y como no, con una gran mentora, como es María José Sánchez, que también dentro del IBS se ha confiado en mí, y tengo que decir que a partir de ese momento, mi carrera investigadora se ha consolidado mucho más después del esfuerzo recorrido en estos años”
Y añade Encarna: “Es un camino con obstáculos, pero que, realmente, vale la pena. Yo, que siempre he sido entusiasta, ahora realmente me encuentro en un momento de un gran estusiasmo con la investigación y, por lo tanto, me gustaría transmitirles este entusiasmo a las niñas y a las jóvenes para que perseveraran, buscando mentores que es muy importante. Es importante rodearse de investigadoras con más experiencia que la que una tiene, que puedan abrir puertas. Además animaría a las más jóvenes a que buscaran mentores que les ayudaran a cómo compaginar esta actividad asistencial con esta actividad investigadora, y al mismo tiempo, creer en nuestro talento. Aunque en el momento actual existe una mayor igualdad y ya no tenemos que demostrar tanto como mujeres, sigue habiendo una falta de creer en nuestro propio talento, hay que dejar ese estereotipo, que a veces limitan a las mujeres para seguir este camino de la investigación, porque quizá a veces nos sentimos un poco inferiores o infravaloradas, y ese estereotipo, hay que quitarlo y creer en el talento”.
Y añade Encarna: “Además de la difícil conciliación laboral y familiar, en nuestro ámbito es muy difícil la conciliación asistencial y la falta de reconocimiento de la actividad investigadora, con otras faltas como la falta de tiempo, la falta de espacio y el poco reconocimiento de los méritos en investigación. Ante ello, es fundamental crear redes, colaborar con redes donde estemos presentes mujeres que nos fortalezcan profesionalmente, como ha sido mi caso. Yo me he rodeado tanto en investigación clínica como en básica, de un grupo de compañeros, pero muy especialmente de mujeres, en las que te sientes identificada, en las que vamos todas en el mismo carro, y en ese sentido animaría a que entren en contacto, a que levanten su voz, a que no tengan miedo a ser reconocidas como personas investigadoras, a hacer destacar su papel en la investigación, y sobre todo a reunirse con otros grupos que existen en redes de investigación clínica y básica donde al contactar con esas mujeres investigadoras que han tenido las mismas dificultades tanto en su vida personal como en esta vida asistencial que nos limita, creo que esto ayudaría mucho. El buscar mentores, como digo, es importante porque a la larga te hacen abrir los ojos y te hacen perseverar y no decaer. Cuando elegí la especialidad de oncología pensaba que tenía mucha trayectoria investigadora. Es verdad que cuando luego empieza haciendo oncología te das cuenta que te come la asistencia y porque además así debe de ser, el paciente debe de ser el centro de todo y hay un momento en el que no puedes hacer otra cosa que asistencia. Yo soy feliz con mis pacientes, yo investigo por mis pacientes, por lo tanto, no me importaba no hacer tanta investigación, pero seguía teniendo el gusanito de que yo quería hacer más, quería que con la investigación siempre pudiera ayudar a los pacientes”.
Termina explicado su proceso de investigadora: “Empecé en investigación, más en investigación clínica y desde el principio estuve muy metida en que a nuestros pacientes le pudiéramos aportar precozmente aquello que no podía ser de forma asistencial y trabajé bastante gracias a un mentor que tuve que fue el doctor Pedro Sánchez Rovira, muy implicado también en la investigación clínica, lo que hizo que me metiera a nivel nacional para que mis pacientes entraran en ensayos clínicos. Me viene a la mente que nuestros pacientes puedan participar en ensayos clínicos y puedan hacer algo tan importante en cáncer de colon, como que un paciente deje de operarse y deje de tener una bolsa de colostomía y que mejore su calidad de vida. Y esto me llevó a seguir investigando mucho en la clínica, y cuando te metes en la clínica y en este mundo oncológico, pues claro, ya no hay clínica sin básica y realmente esa investigación tradicional te atrae y esto es lo que pasito a pasito me fui metiendo. No me veía con este entusiasmo ya a nivel de investigadora más internacional, pero realmente es una alegría poder trabajar y sobre todo, mi máximo objetivo es que lo que investigue, podamos llevarlo a los pacientes, y que estos pacientes se beneficien de esta investigación, que debe ser el fin último de cualquier investigadora”.
Pues os agradezco a las tres, María José, Dafina y Encarna. Mil gracias a las tres por lo que hacéis, por lo que investigáis y por lo que nos ayudáis a avanzar en ese tema