Esta sociedad actual está ya acostumbrada a que desde los medios políticos e informativos nos sorprendan con titulares de buenos o malos datos estadísticos. La utilización de las estadísticas es muy bien conocida en política; donde unos y otros nos quieren inculcar aquello que más les interese en esos momentos, ya sabéis, "vaso medio lleno o medio vacío". Y en este juego de formas de interpretar unos mismos datos, no es que sean incoherentes o contradictorios, es el propio análisis y la profundidad del mismo quien va dando información más profunda y veraz, incluso, pudiendo entrar en conflicto con el análisis superficial de las estadísticas realizadas.
Por ello es bueno que empecemos sabiendo qué es un análisis estadístico y para ello no tenemos que ser doctores en la materia para saberlo, solo irnos a San Google para que nos informe. "El análisis estadístico es una herramienta que se utiliza para examinar y comprender los datos. Se trata de un conjunto de técnicas y métodos que permiten organizar, describir, analizar e interpretar los datos para obtener información significativa y útil".
Ya sabemos qué es, ahora nos hace falta saber interpretarlas. Interpretar unas estadísticas es muy fácil para saber si son buenos o malos los datos que nos aportan, solo hacer una comparativa con otra de años anteriores del mismo ámbito y con similares muestreos.
Por ejemplo: Las estadísticas de la evolución y creación de empleo y empresas publicadas en estos días, nos dice que el año 2022, respecto a años anteriores, ha sido un buen año donde se han implantado y creado empresas y empleo. Los políticos en sus análisis, eso sí, superficiales, resaltan este hecho en sus discursos y los titulares así lo recogen. Pues bien, esto es un hecho innegable y que nadie puede cuestionar, las estadísticas de creación de empresas y empleos así lo recoge.
Pero... si analizamos en profundidad esas mismas estadísticas nos pueden llevar a la conclusión de que no se han implantado más empresas o se ha creado más empleo, se ha generado una inercia de autoempleo con la implantación de pequeños comercios o autónomos, y esto a su vez nos da pistas de que no son tan buenas las expectativas económicas, sino la necesidad de muchas personas de labrarse un futuro por el camino del autoempleo.
Otra cuestión que podemos concluir con su análisis es que la precariedad laboral y la creación de empleos ficticios en esta sociedad actual es una realidad incuestionable, como incuestionable son las diferentes formas de interpretar unos mismos datos, sobre todo en política.