PSICÓLOGO: Buenos días, nombre por favor.
LIBERADO SINDICAL: Menganito.
PSICÓLOGO: ¿Edad?
LIBERADO SINDICAL: Taitantos.
PSICÓLOGO: ¿Profesión?
LIBERADO SINDICAL: Liberado Sindical.
PSICÓLOGO: ¿Cuántos años lleva de liberado sindical?
LIBERADO SINDICAL: 15.
PSICÓLOGO: ¿Y trabajando?
LIBERADO SINDICAL: 16.
PSICÓLOGO: ¿Por qué viene a la consulta? ¿Qué le pasa exactamente?
LIBERADO SINDICAL: Siento que la gente no me escucha cuando hablo. Como si me ignoraran.
PSICÓLOGO: ¿Le ocurre en todos sitios?
LIBERADO SINDICAL: Menos en mi casa, en todos lados.
PSICÓLOGO: ¿Está usted estresado últimamente?
LIBERADO SINDICAL: No, la verdad es que no.
PSICÓLOGO: ¿Ha convocado usted alguna huelga?
LIBERADO SINDICAL: No, ninguna. Pero hago muchos cursos.
PSICÓLOGO: ¿Ha acudido usted a alguna manifestación últimamente? ¿A cuál?
LIBERADO SINDICAL: Voy a todas las que puedo, pero ahora mismo no sabría decirle para qué era exactamente.
PSICÓLOGO.: ¿No recuerda usted para qué era?
LIBERADO SINDICAL: Es que me llamó mi pareja al móvil y se me fue, mire usted. Pero he hecho un montón de cursos.
PSICÓLOGO: ¿Cuál fue su última publicación en las redes sociales?
LIBERADO SINDICAL: La foto de mi hija en la graduación. Está guapísima. Y también hace cursos.
PSICÓLOGO: Explíqueme brevemente porque los trabajadores y trabajadoras de las bodegas de Jerez están en huelga en estos momentos.
LIBERADO SINDICAL: ¿Están en huelga? Ni idea. Ah, por eso había tanta gente en la entrada del Tanatorio el otro día. Decía yo, quién se habrá muerto que no caben arriba. Yo es que soy liberado sindical en la administración pública. El resto lo llevan los compañeros.
PSICÓLOGO: ¿Podría cantarme La Internacional?
LIBERADO SINDICAL: Iruop livin a celebreichon, vamos juntos …
PSICÓLOGO: Pare, es suficiente. ¿Qué le evoca el nombre de Marcelino?
LIBERADO SINDICAL: Me encantó esa película. Y mire usted que yo soy ateo, aunque saco al santo de mi barrio. Y además, no se puede usted ni imaginar la cantidad de cursos que he hecho.
PSICÓLOGO: Nicolás ¿Y ese nombre, le recuerda a algo?
LIBERADO SINDICAL: Sí, el papá noel ese gordo. Ya le he dicho que no soy religioso y mucho menos consumista. Pero he hecho muchos cursos.
PSÍCÓLOGO: Hagamos una prueba de esfuerzo. Levante el puño con fuerza.
LIBERADO SINDICAL: No puedo, me duele el hombro no sabe usted cuánto. Será de hacer cursos.
PSICÓLOGO: ¿Está usted afiliado a algún partido político?
LIBERADO SINDICAL: Sí, a dos. Pero lo llevo en secreto. Por favor, sea discreto.
PSICÓLOGO: ¿Ha pensado usted en dejar alguna vez de ser liberado sindical?
LIBERADO SINDICAL: ¿Está usted loco? ¿Para que hagan un ERE y me echen?
PSICÓLOGO: ¿Duerme bien? ¿ A qué hora se levanta? ¿ A qué hora se acuesta?
LIBERADO SINDICAL: Duermo bien, sí. Me levanto cuando me despierto y me acuesto cuando tengo sueño.
PSICÓLOGO: Bien. En principio no creo que padezca usted nada grave. Lo que creo que tiene usted que hacer es simplemente volver al trabajo.
LIBERADO SINDICAL: Pero si ya le he dicho que en el trabajo no me hablan, no me ha entendido usted.
PSICÓLOGO. No, quien no me entiende es usted. Lo que le estoy diciendo es que deje de ser liberado sindical y vuelva a su trabajo, su puesto de trabajo.
LIBERADO SINDICAL: Mi puesto de trabajo… pues ¿se puede usted creer que no recuerdo ahora donde está? ¡Ve usted como a mí me pasa algo!
—
MORALEJA: Ningún liberado sindical más de ocho años cumpliendo esta función. Se vician. A los ocho años, vuelta al puesto de trabajo.
NOTA DEL AUTOR. Dedicado a todas las personas sindicalistas honestas. Las de ahora, que las hay y las de antes, que incluso pagaron con su vida. Y un consejo: como el sindicalismo de clase no se ‘libere’ de la gente que quieren vivir del sindicato, están muertos.
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