Yo creo que todas las mujeres somos feministas. Sí, aunque no lo digan, lo nieguen según sus ideas políticas o confundan su significado, que de todo hay. ¿Y por qué digo que todas somos feministas? Porque ninguna mujer quiere un estatus subordinado con respecto al hombre, a partir de ahí todo.
Esta ha sido la lucha de años en una sociedad patriarcal. Ese fue, así surge el movimiento feminista, cuando se promueve y reclama los mismos derechos de unos para las otras. No voy a remontarme a otros siglos, con detenerme en el principio del XX vamos listas.
En 1900 a las mujeres no se les permitía votar ni estudiar en la universidad. Dependían totalmente del varón en todos los sentidos. Bien fuera del padre, el marido y en su defecto los hermanos. Los avances en igualdad ha sido gracias a las mujeres que lucharon sin descanso, con coraje y a pesar de todo y de todos.
Ha sido un camino largo y duro hasta llegar a los logros conseguidos, por eso salir a la calle o hablar en estos días sobre el 8M… qué nos cuesta si no peligra nuestra vida o identidad como les ocurrió a ellas. Por qué; por pereza, porque somos unas pesadas, por creer que ya no hace falta… Pues miren hacia los países islámicos, ellas también nos necesitan. Se lo debemos a ellas y a las que nos precedieron.
Existen razones para tocar este tema en los medios de comunicación, en seminarios o exposiciones que nos recuerden que no todo está hecho. Y celebrar que, ahora, vamos junto a ellos en esto. Los hombres nos acompañan en esta batalla sin guerra ni cuartel.
El Banco Mundial explica que en el mundo la mujer disfruta del 75% de los derechos que tienen los hombres. ¿Qué quiere decir esto? Que en ningún país del mundo se ha alcanzado la igualdad total. Lo lógico sería que estuviéramos en el 100% en igualdad salarial. El 50% en permisos de paternidad y el 0% en violencia de género. De conseguir esto va el 8M.
¿Cómo podemos ayudar en el 2023? Hablar de lo que nos falta, recordar la historia a través de conferencias, opiniones, RRSS o bien salir a la calle en las manifestaciones. Todo vale, cada una y cada uno a su entender. Pero se lo debemos a tantas que nos antecedieron, así como las mujeres que sufren la discriminación bárbara que a veces pagan con su vida. Hablemos por ellas, por las que, por desgracia, aún viven bajo la cincha del hombre.
Recordemos que fue en 1931 cuando en España se aprobó el sufragio universal y fue gracias a una mujer activista, abogada y política: Clara Campoamor. Ella se convirtió en la voz de todas aquellas mujeres a las que que se privaba de ese derecho que sí podía utilizar el hombre; el voto y tener la libertad de elegir. Campoamor también logró la igualdad que se reconocieran los derechos de los niños y niñas nacidos fuera del matrimonio, el divorcio y la enseñanza primaria obligatoria para las niñas, sabía que la formación era vital para la libertad de las mujeres. Clara Campoamor es una figura precisa, imprescindible en la historia de los progresos, en la mejora de la sociedad española.
Derechos conseguidos, derechos eliminados por la dictadura franquista donde se escondió a la mujer en el hogar y la Iglesia ambos dominados por el hombre. Doy un salto de gigante en el tiempo para recordar a una mujer que murió brutalmente asesinada por denunciar los feminicidios, tenía 36 años. Susana Chávez, activista mexicana por los derechos humanos, le taparon la voz para siempre. De ella es el grito de lucha “ni una menos, ni una más” que hoy se oye en cada manifestación contra la violencia de género que no cesa.
8 de marzo para conseguir ese 100%, el 50% y el 0%. Por las que no están, por todas las que trabajaron para todas; se lo debemos. Ahora todo lo tenemos más claro, más fácil. Estamos en primera línea defendamos nuestros valores.
Qué dirían estas mujeres de Sara García, la primera mujer astronauta española de la historia, biotecnóloga molecular e investigadora del cáncer. Dice que el aprendizaje, a las ganas y pasión que le pone en aprender de todo le ha hecho ser resolutiva en los problemas a los que se enfrenta cada día. Sara García es un ejemplo.
Pero cada una puede ser un modelo en lo suyo. Ejemplos, son tan bien tantas mujeres anónimas que luchan por sobrevivir. Hombres y mujeres necesitamos ir de la mano. Los derechos son de todos y de todas. Como decía Almudena Grandes, “las mujeres no aspiramos a ser más iguales, sino a ser absolutamente iguales”: