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Baño de monte o bosque

La educación ambiental empieza desde etapa preescolar, con dos años hay guarderías que están inmersas en pleno bosque

26 de febrero de 2025 a las 10:39h
Un niño jugando en la naturaleza, en una imagen de archivo.
Un niño jugando en la naturaleza, en una imagen de archivo. MANU GARCÍA

"Póngame un café con leche y un vaso de licor de rana" a mí vera de la barra, un recién llegado, tras haber dado los buenos días. Fue la primera vez que escuchaba pedir agua usando al batracio y que no fuera un croar, por cierto cada vez más difícil de disfrutar.

Lorenzo se hizo pescador porque le permitía sentir la naturaleza, desarrollar la propia curiosidad y asombro, tocar el fruto del agua y tener en sus manos, la posibilidad de devolver con vida a su medio acuático o servir de alimento a su familia. La gran mayoría de los días vuelve con basura en la mochila, propia o ajena, y un deseo de hasta pronto.

La educación ambiental empieza desde etapa preescolar, con dos años hay guarderías que están inmersas en pleno bosque, donde se reciben los estímulos de la naturaleza, lluvia, sol, calor o frío, además de los sonidos y aromas de sus habitantes. Pleno baño, con agua o sin, experiencias únicas.

Sin reglas, fomentando su autonomía infantil, incentivando la capacidad de relacionarse, compartiendo frutos secos, dando vía libre a su imaginación, con total libertad de acción, donde cualquier reto es pura pasión, sabiendo que, si subiste al árbol, tienes que saber bajar. Regresar manchado de barro, con refregones verdes y una gran sonrisa, nos dota de espectaculares sueños para toda una vid.

Y para los menos niños, un simple paseo por el monte, sin prisas ni sendero, aporta grandes beneficios físicos, inmunológicos y psicológicos, en especial frente a estrés laboral, tensión arterial, ansiedad y negatividad asociados al ambiente urbano actual. Fomentar la naturaleza a nuestro alrededor urbano, mera supervivencia, y el baño in situ una cuestión de salud propia.

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