Enseñar sexualidad en los colegios es relativamente reciente en nuestra historia, resultando necesaria información a los potenciales padres y madres, frente a los anteriores consejos de amigos y el lastre del desconocimiento, rubor o vergüenza ante la familia. Amor, sexo y natalidad son realidades que hay que conocer.
El primer tren de Alta Velocidad tuvo el trayecto Sevilla Madrid, a pesar de los innumerables informes técnicos que avalaban Barcelona con la capital. Una decisión política hizo posible, lo que a priori iba a ser imposible.
En los colegios no se enseña política, ni ética - tuve la fortuna de recibir clases magistrales del cura Javi -, infancia y jóvenes no tienen información formativa objetiva de esta disciplina, he de decir que es una decisión política. Cuando tú no participas en la toma de decisiones en sociedad, otro las toma por ti. Nuestra sanidad, educación, vivienda, alimentación, desarrollo rural y medio ambiente son ejemplos claramente visibles.
Los jóvenes, ávidos de aprender y llenos de energía, no se sienten atraídos por la crispación mediática entre mayores y ancianos políticos, en núcleos de poder, impidiendo su incorporación. No es casualidad, tiene su fundamento.
Tal es así, que existe una carrera universitaria llamada Ciencias Políticas, dirigida a formar profesionales especializados en el análisis riguroso de la realidad política, social, y la práctica del gobierno a nivel local, estatal, nacional e internacional, en un marco fuertemente globalizado, geoestratégico y dinámico.
Opinión, voto, gobierno y democracia son conceptos que, todos los integrantes de nuestra sociedad, tenemos que tener muy claro. La existencia de un parque, zona deportiva, biblioteca, carril bici, ... y la paz, es nuestra responsabilidad política.
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