La última glaciación en la Tierra supuso que el sur de Europa fuera el único lugar sin hielos permanentes, permitiendo ser un reservorio genético de hongos silvestres, destacando la famosa trufa negra.
El estar bajo tierra le dota de un misterio, adiestramiento e incluso magia su detección y posterior recolección entre diciembre y febrero. Las tormentas de verano son fundamentales y si no, replicar su efecto con micro aspersores de lluvia artificial en cultivos.
El Cambio Climático va a poner en valor las sinergias, la simbiosis en naturaleza, para beneficio de huésped y hospedador, en muchos casos permitiendo la existencia.
Los jabalíes y cerdos ibéricos de montanera son verdaderos especialistas en su detección e ingesta, quizás complementen el sabor del jamón ibérico de bellota tan único y sin igual.
El adiestramiento de perros de agua y podencos da magníficos resultados oliendo Tuber melanosporum, recurso natural tan olvidado, pero tan genuino nuestro. Somos el origen del origen.
Hasta 40 especies diferentes hay en nuestros campos y montes, deseosas de ponerlas en valor, para beneficio de su territorio. Una experiencia para todos.
¿Os imagináis una venta en pleno campo, con gallinero de razas autóctonas Utreranas y Andaluza Azul, bien dotado de esos únicos huevos de cáscara blanca aromatizados con trufa, y poder mojar pan de molino de agua cocido en horno de leña, en esas dos yemas fritas sin romper? Yo estoy salivando con tantos diamantes que hay en nuestro Sur.