Hojas de lechuga

La nutrición nos enseña el valor real de nuestros alimentos, siendo comparable en virtud del método de producción

Iván Casero

Ingeniero de Montes.

Cultivo de lechuga en una imagen. FUNDACIÓN DESCUBRE
Cultivo de lechuga en una imagen. FUNDACIÓN DESCUBRE

Un querido médico cirujano siempre me recordaba que había que cenar unas hojas de lechuga para prevenir el cáncer de colon. El consumo de agua con alta concentración de nitratos está relacionado con el riesgo de esta maldita enfermedad. Prevenir mejor que curar.

Las hojas externas contienen la máxima actividad fotosintética, vitaminas y nutrientes, a medida que vamos adentrándonos al cogollo, se van haciendo esperar.

En el huerto vecino se recolectan las hojas exteriores que van a consumir, dejando al resto crecer, siendo una acción muy común de ver en acelgas, espinacas y col. Leyendo he podido descubrir, que existe té de lechuga, una infusión recomendada para facilitar el sueño, necesaria fase a la que dedicamos al menos un tercio de nuestra vida.

Aquí el comer es un acto social, sin que falte una ensalada en honor a agricultores, desgraciadamente en otros lugares un acto de supervivencia. Y sobre calidad y cantidad, una necesaria información nutricional desde la infancia. 

La nutrición nos enseña el valor real de nuestros alimentos, siendo comparable en virtud del método de producción. No es lo mismo ni puede serlo un sistema certificado ecológico frente a otros, por reglamentación y controles, otorgadores de garantías de consumo para humanos y el medio ambiente.

Ver una huerta es puro placer, en cambio, una plantación marrón de tierra desnuda sin protección de cubierta vegetal o materia orgánica seca, donde los rayos de sol queman su fertilidad orgánica, de perfectas hileras de lechugas todas iguales, sin ningún ataque de insectos ni rastro, fumigación continua, motivo de preocupación. "¿Usted no pretenderá que yo me coma eso?", me dijo un anciano señalando con el bastón.

El Banco Mundial de Semillas, conocido como Svalbad Seedvault, se encuentra en una isla del archipiélago ártico, en Noruega, recientemente incluye semillas autóctonas de lechuga de Galera, y de Baza, conocida como lechuga negra. Excepcional y desconocido valor de este estratégico reservorio genético para nuestra alimentación en el planeta Tierra, de hoy y del mañana.

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