Los arroyos y ríos han de correr, sinuosos, con sus meandros, permitiendo la vida alrededor de ellos, recargando acuíferos, manteniendo verdes sus riberas y llanuras aluviales, siendo fijadores de biodiversidad y dotando de agua a poblaciones. Si los secamos, sólo pensado en limpiar y desaguar como si fueran canales o cunetas, olvidando la sequía estructural, llegaremos a los cauces fósiles sin gota de agua, con el desierto alrededor.
Las necesidades de comunicación logística en el territorio nos obliga a cruzar la extensa red hidrográfica, mediante infraestructuras que necesitan adaptarse a la realidad que vivimos.
Los ríos son vivos, van evolucionando, y ante un obstáculo en su zona de flujo preferente o de intenso desagüe durante avenidas, ocasionan un gran peligro potencial de inundación al poder hacer represa con todo tipo de acumulaciones de arrastres de aguas arribas, como árboles caídos, cañas, ramas, piedras y todo tipo de materiales originados por el hombre. El atasco del desagüe de la terraza o del sumidero del patio con simples hojas caídas de las macetas sirva de ejemplo escalable de conducciones forzadas.
La rotura de esas fortuitas acumulaciones de agua, así como la mayor mancha de inundación por el remanso que provocan son ejemplos de peligro estudiados con especial detalle por las administraciones competentes. La ocupación por uso temporal, nunca definitiva, de esos terrenos exige ser especialmente cuidadosos y respetuosos.
En el norte de la península ibérica, con zonas de mayor pluviometría media, llevan años eliminando pilas de puentes, así como tubos y marcos de pasos de arroyos, por construcciones de grandes luces de orilla a orilla y badenes inundables con carteles de advertencia de peligro. En el sur, la torrencialidad se va incrementando año a año, por tanto la implementación de un Plan de Choque de Eliminación de Obstáculos en Ríos y Arroyos tiene que ser de urgencia, si queremos salvar vidas humanas y bienes asociados.
Conservaremos los bienes de interés público como los puentes romanos y andalusíes, cuyos cálculos constructivos permiten que existan hoy en día, junto a las nuevas actuaciones de restauración, infraestructuras incluidas, de conectividad ecológica fluvial, así como de mitigación de inundabilidad, para evitar duelos cuando llueva con torrencialidad.