¿Qué hacemos con el cannabis? Prevención, sí; cannabis medicinal, también

La abstención del consumo es la forma más eficaz de evitar los riesgos del consumo de cannabis, y esto es especialmente importante para niños y adolescentes

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Profesor de la EASP. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Plantación de cannabis con fines medicinales, en una imagen de 'Prohibition Partners'.
Plantación de cannabis con fines medicinales, en una imagen de 'Prohibition Partners'.

 

Se estima que alrededor de 16 millones de jóvenes europeos (de 15 a 34 años), es decir, alrededor del 15 % de este grupo de edad, consumieron cannabis el año pasado, y esta cifra aumentó hasta aproximadamente el 20 % en el grupo de 15 a 24 años.

A menudo, el consumo de cannabis es experimental, y normalmente se produce únicamente durante un período de tiempo reducido de la edad adulta temprana. Sin embargo, una minoría de personas sí desarrolla pautas de consumo más persistentes y problemáticas, y estos problemas se asocian al consumo regular, a largo plazo y en dosis altas de cannabis.

Los resultados en materia de salud mental y social y económica son más probables si el consumo regular comienza en la adolescencia, mientras el cerebro sigue desarrollándose. Los riesgos pueden aumentar con el consumo de productos de cannabis, con altas concentraciones del principal componente psicoactivo, el THC. Hay algunas pruebas que indican que las concentraciones de otro componente, el CBD, pueden mediar en algunos de los efectos negativos asociados a las dosis altas de THC.

En Europa, el método más común de consumo de cannabis sigue siendo fumarlo mezclado con tabaco. Esto conlleva riesgos adicionales para la salud, dado que la dependencia asociada a la nicotina, incluso puede hacer más difícil el tratamiento.

La abstención del consumo es la forma más eficaz de evitar los riesgos del consumo de cannabis, y esto es especialmente importante para niños y adolescentes. Sin embargo, para aquellos que optan por consumir cannabis, las intervenciones de reducción de daños pueden centrarse en evitar pautas de consumo más problemáticas, limitar el consumo y concienciar sobre la necesidad de vigilar los posibles efectos negativos del consumo en otros ámbitos de la vida, por ejemplo, el rendimiento escolar o las relaciones sociales.

Los productos con un mayor contenido de THC están asociados a un mayor riesgo de desarrollar problemas agudos y crónicos. Hay algunas pruebas experimentales que indican que el CBD puede moderar los efectos psicoactivos y potencialmente adversos del THC, por lo que podría ser preferible el consumo de cannabis que contenga niveles más bajos de THC y niveles más altos de CBD.

El consumo frecuente o intensivo de cannabis (consumo diario o casi diario) está asociado a un mayor riesgo de daños sociales y para la salud.

El tratamiento de los problemas relacionados con el cannabis se basa principalmente en enfoques psicosociales, incluida, en el caso de los adolescentes, la terapia familiar multidimensional.

Cannabis medicinal

Cabe destacar su efecto analgésico, específicamente en el dolor neuropático, por el cual se ha aprobado el uso en varios países, siendo utilizado en algunas enfermedades como esclerosis múltiple ya que disminuye también la espasticidad.

Se ha demostrado el gran potencial de los cannabinoides como sustancias terapéuticas más allá de su uso analgésico o antiemético, esto es, en enfermedades neurodegenerativas en las que pueden no solo disminuir los síntomas, sino frenar el proceso de la enfermedad. Otra posible aplicación puede ser en el campo oncológico, siendo particularmente intensa la actividad investigadora realizada en los últimos 15 años.

Se han desarrollado fármacos, que inhiben el apetito, de modo que pueden estar indicados para personas con problemas de obesidad.

El tratamiento de las náuseas y vómitos asociados con la quimioterapia fue uno de los primeros usos terapéuticos del cannabis y de los cannabinoides que se evaluaron en pacientes resistentes a otros medicamentos.

Debido a la gran variedad de acciones neuroprotectoras, antineuroinflamatorias y antioxidantes, los cannabinoides han sido propuestos como posibles agentes terapéuticos para trastornos neurodegenerativos que combinan las respuestas inflamatorias, como la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple, la esclerosis lateral amioatrófica (ELA), enfermedad de Huntington y enfermedad de Parkinson, entre otras. En Estados Unidos se está probando un medicamento líquido a base de CBD para el tratamiento de dos formas graves de epilepsia infantil.

Las consecuencias de la regulación y legislación del cannabis, en EE.UU. principalmente son:

a) que no existe un aumento general en la probabilidad de consumo de cannabis relacionado con el cambio de política

b) que las políticas de cannabis medicinal se asociaron significativamente con la reducción de las hospitalizaciones vinculadas al uso de analgésicos opioides en Estados Unidos

c) que hubo una reducción en muertes por accidentes de tránsito, especialmente en la población entre 25 y 44 años

d) que se asocia con una tasa más baja de mortalidad por sobredosis

e) un estudio realizado en Estados Unidos concluye que los suicidios entre hombres de 20 a 39 años disminuyeron luego de la legalización del cannabis medicinal en comparación con aquellos estados que no lo legalizaron.

Es necesario continuar investigando para comprender plenamente sus aplicaciones y su seguridad a largo plazo.

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