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Homo

Los políticos actuales de uno y otro signo convierten su identidad sexual no en un objeto de reivindicación y lucha, si no en algo ideológico, un caldo para ganar votos

25 de abril de 2025 a las 10:25h
Fotograma de la película 'Jurado número 2', de Clint Eastwood.
Fotograma de la película 'Jurado número 2', de Clint Eastwood.

La cultura es un fiel reflejo de la sociedad que se vive en cada momento, en la música, en la literatura, en el cine, antes también era en la pintura y en la creación plástica como la escultura o la arquitectura pero también les digo “si un plátano pegado con cinta americana en una pared gris es considerado como “arte” o una columna donde no hay nada es
comprado por millones de dólares, la sensibilidad artística y inteligencia humana ha bajado a niveles cavernarios”, el arte transformado en un Big Mac, el sueño de Warhol se ha cumplido pero al menos el suyo era físico podias verlo y tocarlo.

Pero volviendo a la reflexión, creo que los vaivenes sociales y políticos están provocando cierta involución cultural en la medida de cómo nos vemos a nosotros mismos como sociedad, se muestra la sociedad actual de manera edulcorada como un gran arco iris social y denodadamente inclusivo que para nada es algo a priori malo, es forzadamente necesario reivindicar a los que sean económica o socialmente son menos favorecidos que tú, pero en esta lucha por conseguir más derechos, más justicia social, más igualdad, nos olvidamos de los matices, nos nubla nuestro sentido crítico, todo es blanco o negro.

Nos acogemos en la contradicción de querer ser más tolerantes cuando al final nos dominan los dogmatismos, reivindicamos lo que es correcto pero lo diferenciamos de lo justo, nuestra identidad sexual y de genero nos definen más allá de nuestra personalidad y nuestros actos, en el caso de la mujer ella se ve constreñida y manipulada de uno y otro bando ideológico, no quieren ver a la mujer como ser físico de carne y hueso sino quieren verla como ser un ser moral y ideológico, ideologías políticas quieren apropiarse de la condición femenina al igual que para las personas LGTBI+.

Los políticos actuales de uno y otro signo convierten su identidad sexual no en un objeto de reivindicación y lucha, si no en algo ideológico, un caldo para ganar votos, tu personalidad individual ya no te define, te define tu identidad sexual o en lo que crees y en base a eso eres un fascista o un super progresista tolerante, esa visión es toxica y anormal en una sociedad que presume de igualitaria, representando una contradicción terrorífica, al igual que si eres hombre de por si se te cosifica en un comportamiento y
valores morales determinados, como si tus atributos masculinos te definieran y que si un hombre es maltratador, xenófobo o machista, es que millones de por si también lo son o son potenciales en serlo, eso es crear una sociedad que cosifica al hombre que dice ser un cómplice de ese etéreo sistema heteropatriarcal blanco y heterosexual (como si un hombre negro, asiático, árabe o asiatico o homosexual no se les considerase hombres con poder por no ser blancos y se les considerase diferentes al resto de los mortales siendo esto de un racismo y una condescendencia brutales).

Yo soy un devoto del feminismo republicano de Victoria Kent, Clara Campoamor, Hildegart Fernández y Concepción Arenal, o de feministas francesas como Simone Weil o Simone de Beauvoir o el combativo pero racional feminismo de Camille Paglia, Susan Sontag o Gloria Steinem o el de artistas como Maureen O Hara, Katherine Hepburn, Lola Flores, Carmen Sevilla, Rita Hayworth o Leni Riefenstahl un feminismo sin chapitas, ni tweets, profundamente comprometido con los derechos sociales como el derecho al voto, la emancipación femenina y el aborto, demostrando que una mujer puede estar orgullosa de ser mujer y pelear por su libertad sin echarle la culpa a otros que creían que todas las personas sean del género que sean, eran iguales ante la ley en derechos y en deberes. 

La igualdad no consistía en supremacías morales y atribuirle a las mujeres emociones, caracteres y sensibilidades, diferentes al hombre eso es autocomplacencia sexista como la manida “con las mujeres no habría guerras”. A diferencia del actual, el feminismo de antes consistía en llevar la idea en que ellas podían respetarse y amarse a sí mismas como mujeres sin querer depender de nadie, emanciparse y conseguir crear su propio destino pero no en contra del hombre, si no con él, y decir que en el amor, en el trabajo, en el sufrimiento y en la vida, sufren y aman lo mismo sin ponerse uno por encima del otro, porque en la búsqueda de la libertad y de la justicia ambos eran iguales, seres humanos con sus luces y sus sombras y que tanto el hombre como la mujer podían matar y robar al igual que amar y reir de la misma manera.

Esa cosa buenista de espacios mixtos no existía, el humano no conoce género, penes, ni vaginas, es único y indisoluble pero esta idea igualitaria todo este concepto de masculinidad y la feminidad esta deformado, ya no hay corrientes feministas, no hay discusión porque prima una sola idea, el hombre domina y la mujer es esclava y que por norma debemos estar por encima de el para que nos respeten, no hay corrientes de pensamiento y si las hay son directamente engullidas por el aparato mediático, político y social que hace constreñir y encerrar al hombre en un cliché y decirle a la mujer como debe ser y como se tiene que configurar a si misma como la contradicción de la corriente que
cierto feminismo no considere a una trans, una mujer propiamente dicha. ¿Ahora cómo seguimos?, ¿invocamos a un hombre Ortega y Gasset?, ¿soy yo y mis contradicciones? ¿quedaría mal recordar que el marxismo no defendía el voto de la mujer viéndolo como un ornamento del capitalismo?.

Un ejemplo de este como los extremos infectan la cultura, fueron las canciones eurovisivas de Ay Mama de Rigoberta Bandini y Slomo de Chanel, mientras una reivindicaba la maternidad como nexo umbilical de la mujer y su hijo, la libertad de la mujer y el dominio sobre su cuerpo en base a una puesta de escena vanguardista y surreal, la otra Slomo era una canción veraniega donde la artista movia su cuerpo en una coreografia pop con ritmos latinos, ejerciendo su libertad corporal como mujer.

Pues estas canciones lo que obtuvieron fueron una alta repercusión mediatica desde los medios y la política de ciertos sectores ideológicos querían hacer ver que Ay Mama era un himno feminista mientras que Slomo era una oda a la sexualización y al mueve tu culo y al shaking, shaking de los reggaetoneros (música con letras machistas pero que el feminismo actual hace oídos sordos), lo que me hace ver un doble rasero hipócrita y puritano intentando decir que una mujer es esclava del patriarcado cuando le gusta mostrar su belleza y su cuerpo libremente como le venga en gana, mientras si andas tapada y vestida como una monja no te pasara nada (la complacencia de la izquierda a los burkas o velos es desconcertante), o que si eres fan de Rocky, Rambo, Scorsese, el cine de artes marciales o el western eres un machirulo patetico y opresor y si te gusta Wonder
Woman
, Barbie, Girls o Fleabag eres una chica empoderada y liberada del discurso cultural machista ¿en serio hemos llegado a límites tan intelectualmente gilipollas y banales, en serio vamos a analizar la cultura y las artes como si fueramos un gallo de pelea a punto de entrar a matar?

Pero el problema es que esa idea no viene del igualitarismo viene de un feminismo político que se cree con el derecho moral de decir que y como ser mujer tratándola con condescendencia “paternalista” como si las mujeres fueran niñas que no fueran capaces de defenderse solas o convertir eso en un poder que haga influir en los estamentos judiciales y institucionales para tocar poder y a si volar terrenos como la independencia judicial o la igualdad ante la ley, creando la idea del hombre malo al igual que Malcolm X proclamaba eso del “demonio blanco”.

Porque el machismo es el desprecio de la mujer pero el hembrismo es el desprecio al hombre, tanto una idea como la otra convierten la convivencia humana en algo invivible y en algo profundamente segregacionista.

Volviendo al aspecto judicial hace unos meses vi Jurado número 2 del gran y parece interesadamente despreciado Clint Eastwood, donde los dos hombres masculinos son juzgados uno en la sala de tribunales o otro fuera de ella, la película es un thriller de suspense pero se convierte casi en brillante un ensayo moral (como todas las películas de Eastwood) sobre como la sociedad actual prejuzga a los hombres, como el MeToo o el si es si, convierte a la ley y la justicia en un pobre panfleto de ideas políticas, condenando a las personas, no con una sentencia, ni con una condena, si no con un relato.

Esto se ve en los dos personajes masculinos principales porque mientras uno tuvo un pasado turbio como criminal otro tuvo un pasado turbio por sus adicciones ambos son juzgados uno fuera en libertad y el otro dentro en el tribunal, pero ambos son juzgados y condenados por una sociedad que les condena antes de saber la verdad, porque según la sociedad actual ambos han caído en pecados y actitudes típicamente “masculinas”, convirtiéndolos en chivos expiatorios de una sociedad que maneja los conceptos de ley y justicia como si fueran esloganes, y eso es definir a la justicia y al ser humano de una manera que si Hipatia, Platón y Montesquieu levantaran la cabeza, se la volarían al instante con un machista Magnum 45.

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