El 7 de enero de 2015, dentro de unos días se cumplirán 10 años, unos terroristas pertenecientes a Al-Qaeda, entraban en la redacción de la revista satírica francesa Charlie Hebdo armados con fusiles de asalto, asesinando a cinco personas e hiriendo a otras once, al grito de Dios es grande, el motivo de dicho atentado estaba relacionado con la publicación de una caricatura de Mahoma que la revista había publicado en 2011.
El grupo fundamentalista había tomado dicha caricatura como una ofensa a sus creencias religiosas y había tomado la determinación de eliminar a los responsables de la misma, con tan trágicos resultados.
Días después una manifestación multitudinaria se posicionaba en contra del fundamentalismo islámico con el lema Je suis Charlie (Yo soy Charlie, en francés) mostrando su apoyo a la revista francesa.
Este 2025 ha comenzado con la denuncia que la asociación fundamentalista Hazte Oír ha interpuesto contra la presentadora de las campanadas Lalachus, quien durante la retransmisión de las mismas mostró una foto de vaquilla del famoso programa Grand Prix superpuesta en una imagen de la icónica foto del Sagrado Corazón de Jesús, con el pretexto de haber incurrido en el delito de ofensa a los sentimientos religiosos.
Si es evidente que hay una distancia entre ametrallar a las personas que consideras que te han ofendido y denunciarlas ante la justicia, el razonamiento utilizado en ambas acciones vienen a ser el mismo: intentar acallar a todas aquellas personas que no compartan las mismas creencias que los fundamentalistas.
En Occidente el uso de símbolos religiosos ha sido usado por muchas corrientes artísticas para presentar su desacuerdo con ciertas ideas de manera histórica, ejemplos hay para elegir, desde portadas de discos a camisetas, desde cuadros a obra literaria y el humor, como otra rama artística, no va a ser menos.
Los límites del humor están sujetos a la audiencia a la que se dirige, si un chiste no hace gracia, la respuesta es la ausencia de risa, de eso saben bien antiguos humoristas que hacían bromas con las orientaciones sexuales, defectos físicos, etc.
Hazte Oír ha tomado algo tan íntimo como las creencias religiosas de la población y se ha erigido como defensora de la misma, al igual que talibanes imponen sus creencias en Afganistán a todos los que viven allí.
Un fundamentalista no se diferencia de otro fundamentalista, ya sea cristiano, musulmán, del Real Madrid o del FC Barcelona.
Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro la enfermedad es incurable. Voltaire
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